Ana Paulina Guerra recuerda sus primeros pasos en los escenarios de la mano de sus hermanas, motivadas por su mamá. El baile folklórico, su mayor orgullo, porque forma parte de la riqueza cultural de México.
Cada año, septiembre se viste de verde, blanco y rojo para celebrar a México con motivo del inicio del movimiento de su Independencia.
Un país que brilla y festeja su folklore a través de una serie de expresiones culturales que reflejan sus tradiciones y forman parte de su riqueza cultural.
Bailes y danzas típicas, representativas de los diferentes estados y regiones de México adoptadas por familias mexicanas y que heredan de padres a hijos, como es el caso de Ana Paulina, Daniela, Lucía y Alejandra, quienes desde pequeñas motivadas por su mamá, Alicia Garza de Guerra, dieron sus primeros pasos de baile.
SUS PRIMEROS PASOS
Ana Paulina apenas tenía cinco años de edad cuando empezó a tomar clases y sus primeras participaciones fueron en el Centro Cívico de McAllen y en el Club de Leones de Reynosa.
Sin duda, el profesor Guillermo García Berrocal, del Ballet Folklórico de Reynosa, y Yadira Vera González, fueron dos de las personas que gracias a sus enseñanzas le sembraron la semilla del amor por el baile.
“Seguir bailando y volver a donde inicié me llena de satisfacción. Es un conjunto de recuerdos, y de amistades que en cada ensayo van creciendo. Es un privilegio hacer lo que te gusta”, mencionó.
Recordó que entre sus primeras ejecuciones fue una polka, propia de la región norte del país, así como la danza de los listones, del estado de Jalisco.
Mencionó que el baile folklórico le encanta porque representa a México y su cultura, pero también se ha dedicado a estudiar
flamenco y ballet.
En su ciudad natal se ha presentado en la Expomex, pero desde sus comienzos en el baile ha viajado a otras ciudades del norte del país.
Respecto a su reciente participación con el Ballet Folklórico de Reynosa bajo la dirección del querido maestro Guillermo García Berrocal, en el Parque Cultural Reynosa, señaló que tenía cinco años que no pisaba el escenario, por lo cual le agradece la oportunidad de demostrarle a las nuevas generaciones su amor por este arte.
“Fue una sensación que no se olvida y los nervios siempre son los mismos. Son horas y horas de preparación… el profesor Guillermo, su hijo Adrián García Padilla, los maestros Sacbe Villanueva y Bertha Dueñas ponen todo el esfuerzo para que nosotros como alumnos aprendamos y lo hagamos como se debe”, consideró.
En su memoria guarda aquel festival de cierre de cursos donde el invitado especial fue el gran exponente y precursor del flamenco en Reynosa y el Valle de Texas, Rey Durán (†).
“Desde entonces, quedé enamorada de este género musical”, dijo.
Ha sido tal su admiración por él, que en ese entonces le pidió un autógrafo. No dudó, además, de inscribirse en su academia. Tomó clases también de ballet clásico, belly dance y jazz, impartidas por reconocidos profesores como Concha Jareño, Eduardo Ruiz y
Augusto Varona.
SU VIDA EN MONTERREY
Aunque tuvo que establecerse en Monterrey para estudiar la carrera de mercadotecnia en el Tec, continuó su preparación en ballet clásico y flamenco con Sabas Santos.
Después de casarse, en Houston siguió sus estudios llevándola a ser parte en talleres del Houston Spanish and Flamenco Festival.
La maternidad la mantuvo en pausa, pero en el 2017 volvió a subir a los escenarios.
En la sultana del norte tuvo la oportunidad de presentarse en diferentes ocasiones en pequeños tablaos, una experiencia que le dejó una gran enseñanza.
“Es muy diferente a un teatro en donde hay una planeación, con luces y escenografía. En un tablao el público está a pocos centímetros de ti, la música es en vivo y todo surge con el guitarrista, cantaor y el bailaor”, mencionó.
NUNCA ES SUFICIENTE
A Ana Paulina Guerra le encanta la música folklórica y cuando es en vivo más aún.
“Se te pone la piel chinita, el cuadro de Guerrero es de mis preferidos, el de Veracruz con la marimba es algo que disfruto también. En el flamenco el cajón, guitarras y cante, es otro contraste, pero en donde también la música y compás te llevan a ejecutar un baile con mucho gusto”, expresó,
Aunque en este trayecto musical ha hecho algunas pausas, cuando tiene la oportunidad de regresar a bailar lo hace, pero reconoce que aún le faltan muchos cuadros del folklórico por aprender y nunca es suficiente.
Para Ana Paulina México es un país lleno de tradiciones, entre éstas los bailes típicos y danzas regionales que son parte de su cultura.
“Me encanta peinarme, maquillarme, ponerme los zapatos y el vestuario, el cual tiene mucho valor simbólico y económico, son trajes de la mejor calidad hechos en su estado de origen por artesanos, motivos por los que se tienen que portar con mucho respeto”, consideró.
SIGUE LA TRADICIÓN
Otra de las mayores satisfacciones para Ana Paulina en este camino es tener la oportunidad de compartir el escenario con sus hermanas y su sobrino Saúl, y tener de espectadores a su familia.
Ana Paulina, Daniela, Lucía y Alejandra han sido parte del Ballet Folklórico de Reynosa dirigido por el profesor Guillermo García Berrocal, a quien han seguido sus pasos hasta fechas recientes, además de ser guiadas por otros importantes maestros. Todas ellas con algunas pausas en los escenarios, pero siempre abiertas a las invitaciones que les hacen.
En el caso de Daniela, incursionó en el baile en el quinto grado de primaria, siendo muy pequeña. Sus primeros pasos los dio guiada por Guillermo García Berrocal, Yadira Vera González y Guillermo García Padilla.
Por su parte, Lucía cuando estudiaba la primaria compartía su tiempo con clases de baile. Actualmente sigue siendo parte del Ballet Folklórico de Reynosa. Entre sus maestros: Lety Carrillo y Artemio Orozco.
Alejandra inició en el baile en el año de 1977. Es una de las primeras bailarinas en el Ballet Folklórico de Reynosa desde que las clases se impartían en una academia en la colonia Valle Alto.
Ella ha sido un ejemplo a seguir como bailarina. Su disciplina y amor que le tiene a este arte se lo ha transmitido a sus hijos, incluso el mayor, Saúl, bailó junto a Ana Paulina un cuadro que se llama la Paloma en la presentación de mayo en el Parque Cultural Reynosa, este año.