¿Cómo, cuándo y dónde Cupido lanzó su flecha e hizo de las suyas para que las siguientes parejas terminaran, algunas en el altar jurándose amor eterno, y otras enamoradas desde aquel día en el que cruzaron sus miradas por primera vez?
Cada una de ellas cuenta su historia en el noviazgo, así como la forma en la que se comprometieron para terminar en la iglesia dándose mutuamente el: “Sí, acepto”.
Este 14 de febrero, día en el que se instituyó el Día del Amor y la Amistad, celebramos con el pícaro angelito del arco de oro, a todos los enamorados.
Historias que trascendieron continentes, entre castillos y montañas; en las que el anillo de matrimonio apareció en la cereza de un pastel; la media naranja pasaba frente a sus ojos para no olvidarla jamás, o una canción romántica enamoraba a quien la escuchaba.
Algunos amores a primera vista, o bien aquellos que coincidir no fue obra de la casualidad, pero siempre seguros de que todo lo que se necesita es amor.
Mariel y Hendrik.
Hendrik Holger Haddenhorst y Mariel Velázquez Mier se conocieron en Gelsenkirchen, zona norte de la región del Ruhr, Alemania. Llevan dos años de novios, y Hendrik le propuso matrimonio el 7 de septiembre de 2022 en St. Martin bei Lofer, una localidad rodeada de las montañas. Tienen planeado casarse el 5 de mayo de este año, y después empezar a construir una vida juntos.
Cuando concluyan sus estudios se enfocarán en ejercer sus carreras profesionales.
La historia de Mariel comenzó antes de entrar a la Universidad de las Américas Puebla, donde le hicieron un examen diagnóstico de inglés y como sus resultados fueron altos, le ofrecieron tomar un tercer idioma, ya fuera alemán, francés o italiano, durante los primeros tres semestres de la licenciatura.
“Hablé con mi tutor académico para informarme acerca de qué país tenía una mayor área de desarrollo en la ingeniería biomédica, y me aseguró que Alemania sería la mejor opción considerando los cursos de idiomas que ofrecía la UDLAP”, explica.
Así que durante sus estudios tomó un “verano de idioma” en el Instituto Internacional de Comunicación (IIK) en Düsseldorf, Alemania, ciudad de la que se enamoró a primera vista.
“En verdad quedé fascinada con el estilo de vida en Alemania”, enfatiza.
DOS PIES IZQUIERDOS
En el último semestre de la licenciatura participó en una feria de posgrados y recibió una beca para continuar estudiando el idioma; aceptó y decidió regresar a donde todo inició: Düsseldorf.
El 3 de enero de 2020 comenzó la aventura que cambiaría su vida por completo. Con dos maletas llenas de sueños e ilusiones dejó toda una vida atrás para empezar una nueva en Alemania.
“Hasta la fecha no me arrepiento de esta decisión, y si pudiera regresar el tiempo lo volvería a hacer sin dudarlo”, asegura.
Su primer encuentro con Hendrik fue en octubre del 2020 en una clase de salsa y bachata en la Universidad Heinrich-Heine Düsseldorf. Ese día me lo asignaron como pareja de baile.
“Fue algo gracioso porque Hendrik me dijo que sabía bailar vals vienés, rumba y chachachá a nivel competitivo, pero tenía dos pies izquierdos para la salsa”, comenta.
Entablaron una comunicación, y él le dijo que con gusto le ayudaba a practicar el idioma alemán, pero con la condición de que ella lo ayudara con el español.
“Intercambiamos números, nos escribíamos de vez en cuando, después se convirtieron en llamadas telefónicas y videollamadas diarias. Un día me invitó a salir y tuve que cancelar horas antes porque terminé en el hospital por una infección gastrointestinal”, recuerda.
Señala que un par de días después se mudó al sur de Alemania para continuar estudiando alemán. “Uno creería que la distancia sería un obstáculo o impedimento, pero no, al contrario, creo que eso sólo fortaleció la relación y el 5 de diciembre de 2020, Hendrik me pidió ser su novia. Seguíamos hablando a diario, a veces él me visitaba en Mannheim o yo a él en Gelsenkirchen, otras veces hacíamos viajes de un día a castillos, museos y ciudades que nos quedaban como punto intermedio”, refiere.
SIMPLEMENTE MARAVILLOSA
Citando las palabras de Hendrik, Mariel menciona lo que le dijo: “He estado enamorado de ti desde el día uno, desde entonces mis sentimientos por ti no han dejado de crecer. Eres simplemente maravillosa y me gustaría compartir un por siempre contigo. Eres hermosa por dentro y por fuera, inteligente, dedicada, divertida y me apoyas incondicionalmente. Cada vez que te veo tu sonrisa y el brillo de tus ojos, no tengo palabras para expresar lo mucho que te amo Mariel”.
Reconoce que su relación ha pasado por muchas etapas, sin embargo siguen conservando el romance y haciendo pequeños gestos que mejoran el día del otro.
“No cabe duda de que nuestro amor ha sido prueba de todo, pasó una pandemia, una inundación que bloqueó algunas carreteras y vías de trenes, la distancia de norte a sur, la burocracia alemana y más”, reconoce.
Lila y Pilo.
Sobre el amor se han escrito muchas cosas. Se dice que es ciego, y hasta se han escrito canciones que aseguran que el amor está en el aire.
Se cree también que hay personas que están predestinadas, que no es obra de la casualidad haberse encontrado.
Quizás pudo haber sido amor a primera vista, pero lo cierto es que el de María Luisa García de la Llata y Elpidio García Herrera, llamados de cariño “Lila” y “Pilo”, fue un amor de estudiantes. Para ella quizás pasó inadvertido al principio, pero a él le gustaba desde que la conoció en la primaria, y desde entonces trató de llamar su atención no de la mejor manera, pero lo consiguió.
Lila tenía el cabello muy chino, así que le lanzaba con una pluma de escribir papelitos mojados en saliva. A ella le molestaba, pero cuando volteaba observada a sus demás compañeros brincando en las bancas, jugando, y Pilo muy correcto, sentado en su pupitre con las manos al frente.
“Pensaba: ‘qué buen niño, es el único que se porta bien’ ”.
Por eso lo recordaba, ya que Lila estuvo muy poco tiempo en el colegio Don Bosco en Matamoros, donde fue su primer encuentro con él, por azares del destino.
Al parecer las predicciones de Pilo fueron muy certeras, porque con el tiempo, además de asegurarle a la mamá de Lila, apenas siendo un adolescente, que se casaría con su hija, acertó que sería diez años después, y tendrían un niño y una niña.
INICIA SU NOVIAZGO
Mientras cursaba el tercer año de primaria en Don Bosco, Lila y Pilo se conocen.
En ese entonces los padres de Lila la envían a Brownsville a estudiar inglés, pero al poco tiempo se regresa a Matamoros y la inscriben en el colegio De Lasalle donde cursa desde el 4to grado hasta la preparatoria.
Estando en la secundaria y antes de cumplir sus quince años, Lila y unas amigas se lo encuentran en una kermés.
“¡Wow, está bien guapo!, exclaman.
Pero Lila, a pesar de que ya lo conocía, no comenta nada.
Por todos lados se lo encontraba y le caía muy mal porque era muy sangrón.
Incluso cuando le preguntó si lo invitaría a su quinceañera, le respondió que lo pensaría.
“Yo siempre bailo con la quinceañera”, le aseguró Pilo, a lo que ella le contestó: “…pero siempre hay excepciones”.
Llegó el tan anhelado día de una adolescente, la fiesta de XV años, y por supuesto que Pilo hizo su entrada triunfal.
“En cuanto lo vi me fui a la pista, porque no quería bailar con él”, recuerda la festejada.
Con el tiempo se vuelven a encontrar en una fiesta muy concurrida.
“Entre tantos chavos, como de película, solo lo vi a él a distancia. Bien chistoso, igual le pasó a él”, menciona.
De pronto, voltea Lila, y Pilo ya estaba detrás de ella.
“¿Quieres bailar?”, le pregunta. Su respuesta fue: “sí”.
“Desde entonces nunca dejé de bailar con él”, recuerda Lila.
Ella cursaba el tercero de secundaria y Pilo entra a la misma prepa (De Lasalle) donde estudiaba Lila.
‘ME CASARÉ CON LILA’
“Siendo novios nos veíamos afuera de mi casa, pero cierto día que entró, en la sala vio una foto mía de cuando tenía ocho años de edad. Sorprendido me reconoció”, platica.
“Estuvimos de compañeros en la clases de inglés en el Don Bosco”, mencionó. Pero Lila se hace la desentendida.
“Tú me gustabas, no lo puedo creer, yo te aventaba papelitos con la pluma para que voltearas. Por eso me acuerdo de ti”, le dice Pilo.
Lila por fin se da cuenta que él era el travieso que le llenaba el pelo de papelitos con baba.
“Ese día le aseguró a mi mamá que se casaría conmigo, pero ella, al ser tan jóvenes, no le dio importancia”, consideró.
Pero bueno, el tiempo volvía a juntarlos.
BODA EN DIEZ AÑOS
Siendo novios, una vez más él le aseguraba que se casarían, pero esta vez le indicaba, incluso, en cuánto tiempo.
“En diez años nos vamos a casar, y vamos a tener un niño y una niña”, le dijo.
Su noviazgo se prolongó por tres años, mientras estudiaban la preparatoria. Después Pilo se fue a Monterrey a continuar la universidad; un año más tarde lo hizo Lila.
Al llegar se enteró que había andado de “pachanguero”, que salía con una y con otra ‘huerca’, pero que nunca tuvo novia; él mismo se lo dijo.
TERMINAN LA RELACIÓN
Molesta Lila le pone fin a su noviazgo, ya que considera injusto que le pidiera no salir de fiesta y mantenerse “guardada” en su casa, mientras él hacía todo lo contrario.
Cada uno por su lado empezaron a relacionarse con otras personas. Reanudaban su relación, pero de igual manera la terminaban.
“Era bien celoso”, afirma Lila.
Con el tiempo un joven le propuso matrimonio a Lila, pero cuando le dio la noticia a su papá, éste le pide que lo piense bien, que si no está segura del paso que va a dar, se espere.
Así que Lila toma la decisión de “cortar” a su pretendiente.
A Pilo le sabía de muchas amigas, pero nada serio, así que cuando se entera Lila de que tiene novia, se enoja y reconoce que realmente está enamorada de él.
SUEGRAS AL ATAQUE
Cuando la mamá de Pilo escucha que dieron por terminada su relación, se comunica con la mamá de Lila para buscar la manera de reconciliarlos.
“Debemos hacer algo, Pilo quiere a Lila”, le asegura.
Él ya había terminado la carrera, así que formalizar una relación con cualquier otra mujer era muy posible.
Para ese entonces Lila tenía 23 años de edad y Pilo 24.
La que anhelaba ser su suegra la invita a tomar un café a su casa con las “mejores intenciones”. Con ella estaba su hijo y su novia, a quien le presentó a Lila como su “ex”.
No conforme, le pide a la mamá de Lila que le mande algo a su hija a través de Pilo, con la idea de mantenerlos cerca. Así lo hace y cumplen su cometido.
Pilo llega a la casa de Monterrey, le entrega el encargo a Lila, y antes de irse le da un beso en la boca que bien corresponde ella, aunque después lo rechaza.
BOCA DE PROFETA
“¡Tienes novia, déjame, quién crees que soy”, le recrimina Lila.
Sin dudarlo, Pilo le responde en tono afirmativo: “Ah, el problema es porque tengo novia. Eso se soluciona rápido”.
Al día siguiente le llama y le confirma que ya lo resolvió, al mismo tiempo que le pregunta a Lila: “¿Quieres ir a comer?”.
En su adolescencia, cuando Elpidio García Herrera tenía quince años, y le aseguró a Lila García de la Llata que se casarían diez años después, el 9 de mayo de 1998 contraen nupcias: él con 25 años de edad, y ella con 24. Exactamente una década después. ¡Ah, pero también, como él lo determinó, tuvieron un niño y una niña: André y Alexa. Así que este 2023 están por cumplir sus 25 años de matrimonio y celebrar su aniversario de bodas de plata.
Larissa y Alejandro.
Se conocieron en McAllen en el 2014 por medio de dos amigos en común. Su noviazgo inició un 23 de enero del 2015; desde entonces y hasta la fecha suman cuatro años de novios y ya casi cuatro de matrimonio, del que nacieron: Gabriel y Alessandra.
Recuerda Larissa que cuando le pidió que fuera su novia la invitó a cenar al restaurante La Fogata, donde tenía una mesa reservada y arreglada con flores. El postre debía tener escrita la pregunta: “¿Quieres ser mi novia?”, pero el mesero se equivocó, y no hubo de otra que decírselo de viva voz.
Pero las “señales” de que se auguraba un nuevo compromiso le seguían llegando. En su memoria Larissa guarda aquel viaje de cumpleaños en el que por lo menos se les atravesaron tres parejas que formalizaron su relación.
A los pocos días en Nueva York, también festejando su cumple, Alejandro le pidió matrimonio a Larissa, un 10 de diciembre del 2018 en el Rockefeller Center.
Angelina y José Luis.
“Nos conocimos en enero de 1977, en la facultad de Derecho de la Universidad de Monterrey (UDEM) donde estudiábamos”, recuerda.
Cuenta Angelina Estrada de Hernández que en una ocasión con unas amigas entraron a la biblioteca haciendo un poco de ruido, por lo que de pronto salió de un cubículo un estudiante, y muy serio le dijo que la biblioteca era para estudiar y estar en silencio. Se trataba de José Luis Hernández Garza.
Pasaron varias semanas y en una reunión de los compañeros de la facultad empezó a cantar la canción “Mía” acompañado de su guitarra.
“Ahí fue el flechazo y cuando empezamos a salir”, indica.
Después Angelina se fue a Sonora y allá empezaron su noviazgo. En 1981José Luis le dio el anillo en una cena romántica y este 2023 están por cumplir 42 años de feliz matrimonio, del que nacieron sus hijos: Angel Andrés y
José Luis.
Joyce y Rusbel.
Siendo vecinos tuvieron la oportunidad de conocerse, y con el tiempo se hicieron novios, pero fue años después durante un viaje a Nueva York en la fuente Bethesda del Central Park, donde le pidió matrimonio. Ella observaba el paisaje cuando de pronto lo volteó a ver y ya estaba hincado, con un anillo en la mano haciéndole la pregunta, a la que por supuesto le dijo: “sí”.
Confesó que ella es más grande de edad que él, por lo que pensaban que podrían surgir problemas pero han logrado tener buena comunicación y con respeto y amor superarlos. El inicio de su matrimonio considera fue difícil, igual que cuando nació su bebé. No obstante, han establecido buena comunicación y hasta el momento todo marcha bien. Actualmente tienen una nena llamada Ana Victoria.
Priscilla y Jesús.
“Resulta que él pasaba en su cuatrimoto por casa de mis papás muy frecuente. Se me hacía súper guapo. Pasaron los meses y no lo volví a ver, hasta que un día por casualidad o destino, me apareció en Facebook”, menciona.
En una ocasión recuerda que empezaron a compartirse fotos, y de pronto surgieron las conversaciones.
Tiempo después se encontraron en la Bocatoma.
“Cuando lo vi le dije a mi prima:‘con él me voy a casar’”.
“Después de 12 meses de noviazgo me pidió matrimonio, y ahora vamos a cumplir dos años de casados”, señala.
Sharanny e Isaac.
Iniciaron su noviazgo el 11 de junio del 2020. Para Sharanny lo que le atrajo de él fue su físico, sus valores como persona, y su estilo de vida saludable y organizado.
Por su parte, Isaac confiesa que siendo honesto le gustó desde la primera vez que la vio.
“Fue como si ya la conociera sin conocerla”, reconoce.
Sharanny explica que el día que le pidió ser su novia, Isaac “me hizo de cenar y llenó de pétalos rojos todo alrededor de la mesa… en una carta de casi dos hojas al final le hacía la pregunta: ‘¿quieres ser mi novia?’”. Sharanny e Isaac tienen dos años y medio de novios, y planes de casarse.
Magda y Gustavo.
Se conocieron en la secundaria por amistades en común, pero nunca tuvieron la oportunidad de cruzar palabra. Fue en una fiesta de XV años en la que la invitó a bailar y ella aceptó. No se volvieron a ver hasta que coincidieron un mes más tarde en otra fiesta.
Quedaron de verse después por unas planes que tenían y se fueron a cenar.
“De ahí en adelante fue un ir y venir de llamadas por teléfono esporádicas, hasta que un día le pedí que fuera mi novia… es cuando inicia todo.
“Pedirle matrimonio era algo que ocurrió de manera orgánica… se habla en algunos lados de almas gemelas que se reencuentran una y otra vez, y para mí fue o es eso, como si una vez más nos estuviéramos reencontrando”.
