Con motivo de la Independencia de México, septiembre se pinta de verde, blanco y rojo para llevar los colores de la bandera en la ropa típica de los diferentes estados del país.
Con el tiempo se ha marcado una tendencia y los diseñadores presentan sus propias interpretaciones con un toque moderno y vanguardista.
Los modelos originales, además, se combinan con prendas de uso común como pantalones de mezclilla, faldas cortas, camisetas y sacos. El rebozo se convierte en un accesorio que se complementa como cinturón o mascada, en algunas ocasiones.
Septiembre es un mes donde México se viste de fiesta y las mujeres van al paso de la moda sin perder la
tradición.
EL REBOZO
Prenda mestiza por excelencia
Los primeros rebozos que se usaron en México fue con fines religiosos por una necesidad de las mujeres para cubrirse al entrar a los templos impuesta por los frailes durante la época colonial.
En sus inicios eran puramente de algodón y más tarde de seda y de lana.
En castellano el nombre del rebozo parece sugerir el acto de cubrirse, de arrebujarse o envolverse con alguna ropa, de embozarse, lo que literalmente quiere decir “cubrirse el rostro por la parte inferior, hasta la nariz o los ojos, con la capa u otra prenda de vestir”.
Exactamente no se sabe cuando comenzó a tejerse el rebozo en Santa María del Río, pueblo potosino célebre por la elaboración de rebozos de seda, tan finos que pasaban por un anillo.
El uso del rebozo ha sido de lo más variado, mientras damas de alta alcurnia lo utilizaban dentro de sus casas, las mujeres del pueblo no salían a la calle sin él; para ellas era abrigo, monedero, cuna, tendedero, pañuelo y mortaja.
Era, además, uno de los “trapos de cristianar” más solicitados y las religiosas, en su vida claustral, usaban el de color azul y blanco.
Desde entonces se han realizado rebozos muy finos, algunos de ellos vistosos por sus decorados especiales distintos de los tradicionales. Las mujeres de las mejores casas de San Luis Potosí los mandaban hacer con los motivos que ellas querían según la ocasión, o bien los compraban ya hechos y de la mejor calidad. Estos últimos eran diseños de los propios artesanos, como el de barbilla, el pinto abierto o el palomo que tenía gran demanda.
Muchos de los que se hacían eran ametalados, es decir tejidos con hilos de seda, algodón y plata.
SABIAS QUE… al ocurrir una riña de vecindad, el rebozo pasaba a ser arma de combate y las mujeres otomíes tenían la costumbre de mojar la punta de un rebozo en el agua de la fuente cuando recordaban a su novio.
ADEMAS DE REBOZO…
Los indígenas se referían a esta prenda como ciua nequeatlapacholoni, los otomíes como mini-mahue y los de Huayapan, Morelos como cenzotl.
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