Con motivo de la celebración del 5 de mayo, Rigoberto Villarreal junto a su esposa Ginna, organizaron una fiesta mexicana con piñatas, música y comida típica.
Como requisito, los invitados debían vestir a la usanza de aquella época. Así, mientras las mujeres no se olvidaron del rebozo, los hombres vistieron como auténticos charros: de botas y sombrero, y hubo hasta quienes se pusieron bigotes.
Algunos asistentes al escuchar la música del “Son de la loma” se animaron a cantar sin remordimientos, mientras otros más comían los diferentes guisados que en cazuelas de barro se sirvieron. Para brindar… el tequila no pudo faltar y con familiares y amigos reunidos se continuó el festejo por la Batalla de Puebla en la residencia de la familia Villarreal, el 4 de mayo.
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