Profesores y padres de familia tienen que preocuparse de igual manera para que las clases online sean menos difíciles.
POR VIRIDIANA LEAL
Desde que las clases son virtuales, las mamás se han convertido en un gran apoyo para los maestros.
Algunas además de estar pendientes de sus hijos tienen que trabajar, como es el caso de Adriana Vilchis Nuñez, quien también es profesora de inglés en la Escuela Primaria Emiliano Zapata y el Jardín de Niños Primer Centenario, en cinco grupos con alrededor de 30 alumnos en cada uno.
Compartir horarios es difícil pero se las ingenia, al igual que para incentivarlos a estar atentos y seguir las indicaciones. Trata de hacer las clases más ligeras y divertidas, principalmente con los niños de preescolar que se distraen más rápido.
Para Adriana con los alumnos en el salón hay más control, pero está consciente que es una nueva forma de aprender y tiene que adaptarse a comunicarse con ellos online.
Aunque sus hijos: Said Adrián y Andrea Regina Salazar Vilchis, de 14 y 10 años de edad, están más acostumbrados a los medios tecnológicos y son menos dependientes que los niños pequeños, tuvo que acondicionar una área de la casa como salón de clases y para evitar distracciones. La concentración es primoridial.
Estar frente a la pantalla de la computadora por más de seis horas llega a fastidiar, así que Adriana, además de apoyarlos con su tarea, organizó un horario para que se puedan distraer con otras actividades; acostarse a dormir temprano y al día siguiente los despierta con un desayuno energético para que estén bien concentrados y con ánimo de estudiar.
Confiesa que a la niña le dedica mayor atención, porque es más susceptible a desesperarse, pero siempre está al pendiente de su hijo.
FALTA DE COMPROMISO
Desde hace tres años Adriana imparte inglés en escuelas públicas, lo que profesionalmente ha sido muy gratificante.
Cuando de manera oficial se dio la orden que las clases serían desde casa lo consideró un reto más, ya que son niños de bajos recursos económicos, y la mayoría no tienen computadora, una tablet ni Internet, si acaso un celular. Incluso, provienen de familias en las que ambos padres trabajan, pero lo peor es su falta de compromiso.
Un compromiso de padres y maestros
> Como madre y profesora de tiempo completo, Adriana Vilchis Nuñez reconoce que las clases por Internet y a distancia son un reto, pero lo deben enfrentar juntos. Los niños tener la disposición, pero sus padres apoyarlos, así como a los maestros, buscar la manera de facilitar su aprendizaje.
Sabe que a las dificultades técnicas se suma otro problema y más común de lo que esperaba, el desinterés de los papás, algunos ni siquiera se preocupan por saber si están atendiendo a las clases y cumplen con la tarea.
Pero también considera que esta es una oportunidad que “debemos aprovechar para conocer y convivir más con nuestros hijos”.