Más que por vanidad, hace dos años Luis Enrique Luna Cavazos hizo un alto en el camino dejando atrás una vida de excesos que ponían en riesgo su salud.
Hoy en día es muy común encontrarse con personas que se preocupan cada vez más por su aspecto físico y mantenerse sanos.
Por ello recurren a profesionales de la nutrición que las educan a comer saludablemente y hacen uso de los modernos gimnasios de la ciudad en busca de la disciplina ideal que los ayude a deshacerse de esos kilos de más.
Tal es el caso de Luis Enrique Luna Cavazos, joven reynosense de 20 años de edad que en 2014 tomó una decisión que le dio un giro de 180 grados a su vida.
Su salud se vio afectada por de-sórdenes alimenticios que lo cansaban anímica y físicamente y era candidato ideal para padecer diabetes.
“En abril de 2014 dije ‘hasta aquí’. Tomé la decisión pensando primero que nada en mi salud. A mis 18 años pesaba 160 kilos y abrí los ojos a tiempo antes de desarrollar todo tipo de enfermedades como diabetes por ejemplo, pues algunos integrantes de mi familia son diabéticos”, comentó el muchacho de 1.90 de estatura.
Al caminar se cansaba; subir escaleras era un martirio y le faltaba el aire.
Gracias a la invitación de su amigo Kano Cuevas, empezó a entrenar en StayFit Global Gym durante un año.
La orientación de su nutrióloga Leslie Rodríguez fue primordial, así como su constancia en el ejercicio cardiovascular complementado con pesas, que lo hicieron reducir los primeros 38 kilos.
“Ya había intentado adelgazar con las dietas de muchas nutriólogas, pero cuando no quieres realmente ni a fuerzas los zapatos entran. Si no controlas tu alimentación no te servirá de nada matarte hasta tres horas en el gimnasio. Desde hace cinco meses me puse en manos de Leslie Rodríguez, mi nutrióloga, con quien me estabilicé y he ganado masa magra”, dijo.
Un tiempo después perdió contacto con su amigo y empezó a entrenar con César Chapa. Actualmente se independizó y entrena por su cuenta. Ha participado en seminarios y se capacita para convertirse en entrenador personal.
“El próximo mes de abril cumplo dos años de haber dado el gran paso. Primero lo hice por salud y además ¿a quién no le gusta verse bien? Tenía 160 kilos de peso con un porcentaje de grasa arriba de 38 por ciento. En ocho meses y medio logré reducir 50 kilos a base de una alimentación saludable y ejercicio cardiovascular y me enfoqué en subir masa magra (músculo). Gracias a Dios mi vida ha cambiado mucho, pues ya tengo salud y cada dos o tres meses procuro hacerme análisis y todo está estable”, explicó.
EL GORDITO FELIZ
NO EXISTE
Como cualquier joven de su edad acostumbraba divertirse con sus amigos los fines de semana, pero la vida ya le estaba cobrando una
factura muy alta.
“Cenaba hasta dos sincronizadas XL de ‘la 12’ los viernes o los sábados después de la parranda. Para entonces ya usaba talla 48 de pantalón y me apretaba, por lo que mejor recurrí a la 50. Mi malestar iba en aumento cada vez más y ya no podía seguir así. Eso del ‘gordito feliz’ no existe. No hay una ilusión que justifique seguir comiendo en exceso. Afortunadamente Dios me abrió los ojos a tiempo antes de padecer una enfermedad cardiovascular o diabetes”, dijo.
Los primeros dos meses del proceso fueron los más difíciles, pero después se encariñó con los menús que su nutrióloga le recomendó
comer.
“Más que nada es un estilo de vida y ya me gusta comer así. El próximo mes de abril cumplo dos años de no comer una sola tortilla de harina desde que me puse a dieta. De repente me dan ganas de comer una, pero hay que tener los pantalones bien puestos para decir no, porque las metas son mucho más grandes que un antojo”, agregó.
El apoyo de su familia y amigos fue importante, pero no faltaron esos “amigos” que no creyeron en él.
“Muchos no confiaban en que iba a lograr mis objetivos y eso fue lo que me impulsó. Yo tenía un sueño y nadie tenía derecho a decir que no iba a lograrlo. Como versa el dicho ‘el que no sueña está muerto en vida’ y esas personas que no me apoyaban son las que más me impulsaron a demostrarles que en esta vida el que quiere, puede. Al final de cuentas no eran más que amigos de parranda, de fiesta, pero son quienes en un principio me dijeron que no iba a lograr nada y me daría por vencido muy pronto. Ahora me piden de favor que les de consejos y los entrene”,
subrayó.
TIRAR LA TOALLA JAMAS
Después de alcanzar su primera meta llegó el momento del estancamiento.
“Esto sucede por diversos factores como no descansar bien o no alimentarse correctamente. Subí cuatro kilos de grasa corporal y ahí me estanqué, pues tampoco subía masa magra. Me veía igual y me sentía muy de-sesperado por no ver cambios, pero jamás pensé en tirar la toalla. Esto no es fácil y el cambio se notará poco a poco. Muchas personas quieren ver resultados rápidos pero se requiere de mucha paciencia”, dijo.
En el camino siempre contó con el apoyo de sus padres, quienes lo alentaron a seguir sus sueños.
“También quiero agradecerle a mi novia Stephanie su amor y sobre todo la paciencia que me ha brindado, pues no es fácil estar en una relación con alguien que se entrega al cien por ciento al gym.
“Mi más grande sueño es ser
entrenador personal de pesas y ayudar a las personas a alcanzar sus metas. He realizado seminarios en entrenamientos, actualmente estoy tomando un diplomado y en junio próximo voy a tomar la certificación para integrarme a la Asociación de Fisicoculturismo de Tamaulipas. Y no es mi meta, pero me gustaría competir algún día en una tarima”.
LA ALIMENTACION
ES LA CLAVE
La clave del éxito de su transformación radica en la alimentación.
“El 80 por ciento de todo es la alimentación. Si no te alimentas bien no vas a lograr nada. He visto personas que saliendo del gym van a comer tacos o se van de “jarra” y eso no está bien. Esas personas necesitan una ayudita y yo quiero dárselas. Que vean mi cambio real, que no soy uno de esos tipos que aparentan ser uno en la tele y afuera nada qué ver. Actualmente estoy en 120 kilos, pero en 100 de masa magra (músculo) y estoy atacando el porcentaje de grasa para bajarlo a un nueve o diez. Esto lo logro con ejercicio cardiovascular, pesas, alimentación basada en menos carbohidratos y más proteínas”, dijo.
PAPELITO HABLA
El próximo 3
de marzo Luis
Enrique cumplirá 21 años y aunado a su deseo de convertirse en entrenador personal, piensa a futuro establecer su propia clínica de rehabilitación y un gimnasio.
“Estoy estudiando Fisioterapia en la Universidad del Valle de México y quisiera estudiar una licenciatura en Nutrición porque a pesar de que voy a tomar más adelante cursos de nutrición, farmacología, entrenamientos y suplementación, también deseo tener el papelito que me acredite como licenciado en nutrición”, agregó.
Exhortó a los chavos que como él desean hacer un cambio en su vida a no rendirse, que sueñen en grande y que no importa qué tan tardado o difícil sea el proceso. Lo importante es que lo hagan con fe y amor.
“Busquen rodearse de personas con un mismo sueño. Esto no se trata de tener un cuerpazo o de ser egocéntricos. Es normal que nos guste vernos bien, pero mejor visualícense a los 50 o 60 años corriendo cinco kilómetros con sus nietos o estar conectados a un aparato para poder respirar. Les deseo mucha suerte y los que deseen acercarse a mí búsquenme en Facebook como Enrique Luna Cavazos. Será un gusto poder compartirles mis consejos”,
concluyó.
“Mi más grande sueño es ser entrenador personal de pesas y ayudar a las personas a alcanzar sus metas. He realizado seminarios en entrenamientos, actualmente estoy tomando un diplomado y en junio próximo voy a tomar la certificación para integrarme a la Asociación de Fisicoculturismo de Tamaulipas. Y no es mi meta, pero me gustaría competir algún día en una tarima”.
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