Diana Cantú es una mujer comprometida con las causas altruistas, lo hace, como dijo, por satisfacción, porque le nace del corazón; su mayor recompensa son los rostros de alegría de las personas beneficiadas.
Actualmente es presidenta de la Red de Mujeres Hispanas y del Centro Cultural del Valle del Río Grande.
Ella es originaria de McAllen, Texas, vivió una niñez feliz junto a sus padres Eusebio Cantú (†) y Teresa Cantú, nacidos en Brownsville, y sus seis hermanos.
“La vida en aquel tiempo era muy sencilla, muy simple, éramos gente de bajos recursos, nos íbamos para el norte a trabajar a la pizca de algodón, yo lloraba y lloraba porque no me gustaba, cada que iba me salía sangre de la nariz”, recordó Diana.
Reconoció que por ser la más pequeña era también la más consentida, cuando quería lucir un vestido nuevo su madre le compraba telas de las más económicas y se apresuraban a ir con la costurera para que se lo diseñara.
Comentó que cuando llegó a la adolescencia se convirtió en una chica muy popular; dejó atrás los tiempos en los que se juntaba con niños para practicar deportes rudos y ahora lucía como una linda señorita que participaba en concursos de belleza.
Los años pasaron y muy joven contrajo matrimonio, una relación que duró solamente cinco años.
Al tiempo emprendió un negocio propio, estableció una boutique que inició de cero y poco a poco fue prosperando.
Sin embargo, los tiempos de prosperidad terminaron y en los años 80 tuvo que cerrarlo; época en la que conoció a su segundo marido.
Ahora decide establecer su residencia en la ciudad de Mission, en donde de nueva cuenta se lanza como micro empresaria y abre un local de videos que permanece abierto al público por 17 años.
Un llamado a su corazón tocó despertando su vocación de servicio y decidió abocarse a las
causas altruistas.
SU INGRESO A LA RED
Diana vivió de cerca las carencias en su hogar y estando al servicio de la comunidad religiosa, como maestra y mini