POR BEATRIZ FLORES CERVANTES/ ADOLFO KOTT GRAMLICH/ LILY OLLERVIDES
Si hay un vestido que con el tiempo perdura es el de novia. En su momento fue de época y, sin duda, se guarda como una de las prendas más preciadas en la vida de una mujer.
Aunque el blanco significa la pureza de quien se casa y es el color tradicional cuando de boda se trata, con el tiempo el tono ha variado, siendo el ivory y el perla los consentidos de las novias modernas, aunque las más conservadoras aún prefieren los modelos de antaño.
En la actualidad la seda cruda y los bordados con swarovski tienden a marcar la nota, así como sustituir una larga cola por un velo y los tocados y coronas por las tiaras.
De mediados del siglo pasado a la fecha, damas de la sociedad de Reynosa y el Valle de Texas han caminado hacia el altar luciéndose tan clásicas o modernas de acuerdo al gusto de su época y, claro, al propio.
La primavera es la temporada donde el resplandor de las novias brilla más que en ninguna otra estación del año, así que es un buen momento para desempolvar el baúl con los recuerdos más especiales de su vida.
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