Con la finalidad de concienciar y que los ciudadanos conozcan los problemas ambientales, desde 1975 se celebra el Día Mundial de la Educación Ambiental el 26 de enero.
Preocupada por la devastación de la naturaleza, de manera personal Lilián Salas ha llevado a cabo una serie de actividades para cuidar y proteger el medio ambiente.
Ella se ha dado a la tarea de poner en práctica las cuatro “r”: reciclar, reusar, reducir, reparar, y poner su granito de arena por un mundo más sano.
Reconoció que en los últimos años las cifras alarmantes en aumento sobre la contaminación del medio ambiente la han comenzado a preocupar.
Mencionó que hay países, incluso ciudades de Mexico en donde están más avanzados en cuanto a la concientización y las soluciones de estos temas. Sin embargo, en Reynosa aún falta difundir más información y proponer alternativas.
“Hace un par de años comencé a buscar sobre la forma cómo podría contribuir, y me encontré con la asociación Ayuda Humanitaria Reynosa, liderada por la licenciada Claudia. Mes a mes voy apartando en mi casa el cartón, los envases de plástico y de aluminio, todo limpio antes de entregarlo. Ellos lo llevan a una planta recicladora y el dinero que obtienen lo invierten, por ejemplo, para ponerle gasolina a sus vehículos que utilizan para llevar ayuda a colonias o zonas que lo necesitan”, explicó.
Lilián Salas indicó que otro tema que le inquieta es el del agua.
“Es mucho el desperdicio en cada descarga de los ciclos de la lavadora, por lo que compré un bote de plástico con gran capacidad donde pongo la manguera de desagüe al termino del ciclo de enjuague (y aunque no puedo salvar toda el agua de los ciclos), la que recolecto la uso para limpiar el patio, la terraza, los trapeadores, regar las plantas…”, recomendó.
Alertó sobre una de las industrias más contaminantes que haya: la moda. Como se ha dado a conocer últimamente, la ropa cada vez es de menor calidad para poder venderla a menor precio y en mayores cantidades. Afortunadamente se han puesto de moda los bazares y comprar ropa de segunda mano se ha dejado de estigmatizar un poco”, advirtió.
Además, para cuidar el medio ambiente señaló que tiene años de no comprar un bote de agua.
“Trato de cargar siempre con mi termo, y de reducir el consumo de desechables cuando hago reuniones. Usar la copa menstrual o toallas de tela especiales me pone a pensar el montón de basura que evitamos generar las mujeres al año”, comentó.
En cuanto a “reparar”, citó el ejemplo de su abuela de reparar los zapatos y la ropa, además de tener un kit con aguja e hilo, martillo y clavos, pegamento y pintura.
Consideró que es difícil llegar al “zero waste”, pero eso no debe desanimarnos a emprender las acciones que estén a nuestro alcance: consumir de manera consciente. Reducir, reciclar, reutilizar, reparar parecen ser un acto revolucionario en un mundo que nos bombardea con publicidad para no dejar de consumir productos de “úsese y tírese”, como si esas toneladas desaparecieran por arte de magia.