Después de darse a la tarea de realizar los arreglos orquestales de los temas de Gabilondo Soler, el maestro reynosense Luis Enrique Ramos Reynoso tuvo la oportunidad de dirigir en Bellas Artes a la Orquesta Sinfónica Nacional, y con los Niños Cantores de la facultad de Música-UNAM dieron la nota principal.
Dentro de la temporada 2015 del Instituto Nacional de Bellas Artes, el 22 de febrero se presentó el concierto “Cri-Crí Guapachoso y Tenebroso” con la Orquesta Sinfónica Nacional dirigida por el maestro y violinista Luis Enrique Ramos Reynoso, y la participación de los Niños Cantores de la facultad de Música-UNAM.
El programa de “guapachoso” incluyó los temas: “Cocuyito Playero”, “Cleta Dominga”, “Cucurumbé”, “Negrito Sandía” y “Teté”, mientras que el “tenebroso”: “Las brujas”, “El Fantasma”, “Ché Araña”, “El brujo”, “Tango Medroso”, “El Ropavejero” y “El viejo bosque”. La presentación se apoyó con una proyección visual con los subtítulos de las letras creando la oportunidad de que el público pudiera cantarlas también.
Las bellas voces del coro de niños cantores de la Facultad de Música de la UNAM, dirigidos por la batuta de la maestra Patricia Morales, le dieron un toque especial.
Como director de escena fungió César Piña, coreógrafo de la compañía “Erase una vez”, quien ha trabajado desde hace años en otros programas de Cri-Crí.
ORQUESTANDO A CRI CRI
Bajo la percepción del maestro Luis Enrique Ramos Reynoso, las grabaciones de antaño están hechas con muy pocos instrumentos: un piano, una flauta, un violín y percusiones, así que su admiración por la música de Cri-Crí lo lleva a sugerir a la Orquesta Sinfónica Nacional programar su música, pero no existían las orquestaciones necesarias, por lo que respetando la obra original, Ramos se dio a la tarea de realizar los arreglos orquestales necesarios y darle vida a esta obra magistral. Inmediatamente después de presentar la propuesta en Bellas Artes le fue aprobada, dándole todo el apoyo necesario para la realización del primer concierto, con el gran acierto de suplantar la voz de Cri-crí por un coro de niños.
Considerando la necesidad de difundir este espectáculo, se dio a la tarea de escribir una serie de arreglos que originalmente Gabilondo Soler compuso para las famosas “Tres Conchitas”, de donde surgieron los “Violines Dinastía y sus tres amigas”.
“Esta adaptación a una reducción orquestal para piano, bajo, violín y las tres voces, han hecho más accesible su presentación en cualquier recinto… inclusive transmitiéndose en algunos programas de televisión, como en “Los mejores músicos”.
Así, desde el año 2003 la OSN ha tocado los arreglos orquestales del maestro reynosense, quien a la fecha cuenta ya con más de 60 orquestaciones de su autoría, pues desde entonces no ha parado de escribir y ha presentado los programas: “Clásicas de Cri-Crí”, Especial de Navidad” y “Cri-Crí por el mundo”.
“Admiro y agradezco mucho la entrega de Patricia como la de César, pues gracias a su contribución hemos logrado tener el éxito esperado. Un agradecimiento especial al maestro Carlos Miguel Prieto, director artístico de la OSN, quien ha mostrado un interés especial para abrir espacios de proyección a los integrantes de esta orquesta. También agradezco a Claudia Hinojosa, directora ejecutiva de la OSN, quien es una gran impulsora de la cultura en este país, y a mis compañeros de la OSN por la oportunidad de dirigir cada una de las notas que plasmé en el papel”, externó Ramos Reynoso.
A sus casi 40 años de trayectoria artística, el maestro Luis Enrique no deja de crear, pues le queda muy claro que ésta es su vida y su pasión, ya que cada proyecto, cada concierto, son retos que lo llenan de satisfacción.
Una vida sencilla.
Luis Enrique Ramos Reynoso nace en el Hospital Civil de Reynosa, Tamaulipas, en 1958. Crece en un ambiente sencillo, a la orilla del canal Anzaldúas, donde aún vive su hermano Pepe Ramos. Realiza sus estudios de nivel primaria en las escuelas “Lauro Aguirre” y “Benito Juárez”, las cuales aún recuerda con cariño.
Su encuentro con la música es inevitable, pues pertenece a una dinastía de músicos que por generaciones han heredado sus conocimientos, y don Manuel Ramos Zamora, su padre, no fue la excepción al fungir como primer maestro de Luis Enrique Ramos Reynoso, su octavo hijo, de doce que procreó con doña Enedina Reynoso.
Comienza un sueño.
A la edad de 12 años Luis Enrique emigra junto con su familia a la Ciudad de México con la necesidad de ampliar sus horizontes y crecer musicalmente, al igual que sus hermanos mayores. A los 17 años ingresa con un muy buen nivel al Conservatorio Nacional de Música y se integra a la orquesta haciéndose acreedor a una beca. Entre otros de sus méritos, también fue fundador de la Orquesta Sinfónica del Instituto Nacional de Protección a la Infancia (INPI).
Músico de grandes artistas.
Con la instrucción de Pepe Ramos, su hermano mayor, Luis Enrique incursiona en la música de mariachi en la famosa Plaza “Garibaldi”, donde empieza una carrera muy fructífera al trabajar con el Mariachi “2000” de Cutberto Pérez, el mariachi “Tenochtitlán” acompañando a Pepe Guizar, las hermanas Huerta e Irma Serrano, entre otros artistas que se presentaban en el Teatro “Blanquita”.
Luis Enrique ha incursionado en diferentes géneros y así como ha vestido el traje charro, también ha vestido de saco para acompañar en sus conciertos a Vicky Carr, Roberto Carlos, Raphael, Luis Miguel, Enrique Guzmán y Juan Gabriel, con quien trabajó aproximadamente 16 años como concertino, y con el que entabló una buena relación, ya que en la opinión del maestro, el “divo de Juárez” es una persona muy educada, muy exigente y, al mismo tiempo, muy amable.
Con el paso del tiempo, en 1979 forma parte de la prestigiosa agrupación de nivel internacional, los Violines Mágicos de Villafontana, con el maestro Roberto Pérez Vázquez.
Asimismo, ha intervenido en importantes grabaciones discográficas, tales como: “El México que se nos fue”, de Juan Gabriel; “Desaires”, de Rocío Dúrcal con el Mariachi “Vargas”; con Alberto Vázquez y Vicente Fernández, con quien participó en la musicalización de la película “El Arracadas”; Alejandro Fernández, Chayito Valdez, Aída Cuevas, Pepe Guízar y Kalimba.
Su talento lo ha llevado a festivales importantes como el OTI no sólo acompañando a los participantes, sino también en las grabaciones, y en el Festival Viña del Mar con Juan Gabriel. También se ha presentado en programas de televisión y centros nocturnos.
Incluso, se hizo acreedor a un Grammy gracias a su participación en una producción discográfica con Pepe Aguilar, en el que incluye el éxito “Por una mujer bonita”.
Orquesta Sinfónica Nacional (OSN).
En 1986, tras la fuerte crisis que dejó el desastre del terremoto de 1985, emigró a Estados Unidos para trabajar, donde rechaza la oportunidad de la amnistía para obtener una ciudadanía permanente, pues considera que su país es su casa, así que regresa a México. Por su buena relación con los integrantes de la OSN, quienes tenían conocimiento de su talento, es invitado a una gira por Estados Unidos como suplente, dándole un contrato por seis meses. Este tiempo le bastó para darse cuenta que aquí estaba su lugar; el ambiente y la música clásica le ofrecen la expectativa de quedarse permanentemente. Decide entonces audicionar y desde mayo de 1988 pertenece a las filas de violines de la OSN.
Hasta el día de hoy, las satisfacciones de ser parte de la orquesta representativa del país son innumerables, al compartir el atril con excelentes músicos de talla nacional e internacional, interpretar obras de grandes maestros y recorrer México, Estados Unidos y Europa con la bandera de nuestro país en los escenarios más importantes del mundo.
Dinastía Ramos.
El maestro Luis Enrique junto con sus hermanos Pepe, Manuel, Armando, Juan David, Adolfo y Celia son la quinta generación de músicos, talento que han forjado a base de trabajo férreo y dedicación. A pesar de sus compromisos, cada que sus agendas se los permite se reúnen para hacer proyectos en común, por el simple gusto de tocar juntos como la “Dinastía Ramos”; de ésta, incluso, se derivan distintos proyectos: “Violines Dinastía”, ensambles de música de cámara, incluso octetos, en los que se han sumado algunos sobrinos, los que forman la sexta generación de músicos de muy buen nivel.
“En 2008, cuando cumplí 50 años de vida, convoqué a toda la familia, incluyendo a mis hijos Luis Enrique, Constanza, Paty y Mariel, para grabar un disco con hermanos, sobrinos, cuñados y amigos entrañables. ‘Toda una vida’, interpretado por “Violines Dinastía”.
El disco, mencionó, lo presentaron en el recinto de conciertos del IMSS en Naucalpan, Estado de México, donde Jesús Ruiz Montaño fungió como maestro de ceremonias, una de las voces de gran prestigio en la radio mexicana.
Esa noche estrenaron una composición de la autoría de su hermano mayor, Pepe Ramos: “Minita vals”, en recuerdo de una dama que dejó una huella imborrable en Reynosa, doña Guillermina Robinson de Deándar, quien a su vez estimaba mucho a la familia Ramos.