Además de ser un utensilio básico en la vajilla y ser las preferidas del café, las tazas se han convertido en una pieza de colección que se guarda en vitrinas y se cuelga en paredes luciéndose como parte de la decoración.
Varias familias de Reynosa muestran algunas de las más preciadas y que ya forman parte del entorno de su casa… y su vida.
Aunque con el tiempo han variado en su forma y tamaño, y las hay en muy diversos estilos, conocer su origen permitirá aún más establecer ese contacto emocional que surge al sentarse a la mesa para conversar.
La fabricación de vasijas para contener comida y bebidas surge en la prehistoria y es, hasta mucho después, que se les incorporan las asas.
En el caso concreto de las tazas se les adaptaron para poder tomarlas con mayor facilidad, así como para proteger de los líquidos calientes, al evitar el contacto directo con el calor del recipiente.
El material con el que han sido elaboradas también se ha modificado adaptándose a las necesidades y al tiempo, de manera que pueden encontrarse tazas de cerámica, vidrio o barro, entre muchos otros tipos.
Sin embargo, más allá del uso que se les da, las tazas se han convertido en inspiración de artistas, artesanos y marcas, creando novedosos diseños que incluso se guardan en casa como un souvenir muy estimado.
Los que saben apreciar una buena taza dicen que ésta debe estar hecha de un material que permita que el aroma y sabor del contenido permanezcan inalterables.
De la misma forma consideran que una buena taza logra mantener el líquido caliente y prolongar el placer de degustar un buen café o té.
Actualmente se han popularizado con todo tipo de mensajes e inscripciones haciéndolas todavía más atractivas al paladar y a la vista, y representan cualquier rincón del mundo recordándonos en el tiempo el lugar que se visitó.
Rosamaria Bolado de Eden Wynter
colecciona desde hace veinte años tazas de todo el mundo, y actualmente cuenta con 150.
Entre las tazas más significativas están las de Mónaco, Inglaterra, Suiza, Italia, Japón, Hawaii, Islas Caimán, Las Vegas y Pakistán, pero la de Alaska es su favorita.
Amelia Vázquez de García tiene una co-
lección de tazas que le ha regalado su familia. Cada una tiene un significado muy especial, sus hijos Iván, Mayra y Betty le regalaron unas tazas con la imagen de un cerdito, con una pintura de Vincent van Gogh y con la frase de “I love New York”, respectivamente. Otra de ángeles y con el nacimiento de Jesús, así como de su ídolo Elvis Presley, son de sus preferidas, entre muchas otras.
Claudia García colecciona tazas de los diferentes lugares donde viaja, además de las que tienen sus personajes favoritos.
La más especial es una negra con la figura de Batman, su héroe favorito.
A lo largo de su vida, Laura Viviana Martínez Rojas ha coleccionado tazas de cada país al que ha viajado, tales como Estados Unidos, Argentina, Ecuador, España, China, Inglaterra e Irlanda, entre muchos más.
Para Alejandra Moreno de Vi-
llarreal esta taza tiene un significado muy especial. Fue un regalo que hace diez años le dio su mamá, María de la Luz Salinas (†). Mientras toma café recuerda sus consejos, palabras y anécdotas a su lado. Es una manera de sentirla cerca.