Diseñadores internacionales siguen los tpasos de las Adelitas para crear sus propias versiones. Flores, trenzas y rebozos a la cabeza de las mujeres revolucionarias; Frida Kahlo les sigue los pasos.
el movimiento social y cultural que surgió después de la
Revolución Mexicana en 1910, el nombre de Frida Kahlo va a la cabeza. No sólo por su obra plástica y su ideología, sino por su peculiar forma de vestir que en la actualidad sigue inspirando a los diseñadores de casa y de alrededor del mundo.
Fridita, como la llamaba su esposo Diego Rivera, seguía más la forma de vestir de las Adelitas y el folclor mexicano; no utilizaba mucho maquillaje y con color rojo pintaba sus labios.
Con rebozos, mantos, chales, huipiles y faldas largas envolvía su cuerpo, pero sobre todo en su cabeza no faltaban las trenzas y las flores.
ADELITAS, ÍCONO DE LA REVOLUCIÓN
La influencia de la moda francesa en la élite durante la
Revolución Mexicana fue notable, de la misma forma que se impuso el traje icónico de las Adelitas en 1910. La forma en la que vestían las mujeres diferenciaba a unas de las otras.
Tanto Francia como España eran las fuentes inspiradoras de América en lo que respecta a vestimenta.
Sucedió igual con los peinados y el maquillaje. Mientras las mujeres adineradas portaban altos y acartonados peinados, las revolucionarias llevaban su larga melena con dos trenzas, a veces recogidas sobre la cabeza y sin nada de maquillaje.
En los años veinte algunas mujeres se cortaron el pelo y otras lo peinaban para aparentar que era más corto; el maquillaje era abundante y bien definido y el lápiz labial rojo invadió las calles.
En los cuarenta y cincuenta la influencia de las estrellas del cine de oro mexicano se hizo notar en las mujeres del país: rizaron su pelo y refinaron su maquillaje.
TRENZAS Y POSTIZOS
La moda antes y después de la Revolución Mexicana en el año 1910. A partir de 1906 el diseñador francés Paul Poiret sustituyó el uso del corsé por moaré y shantung (telas pesadas) en colores marfil y beige.
Las famosas Adelitas destacaban por su atuendo campesino, escarolas en los hombros y puños combinadas con faldas largas, sueltas y lisas.
Para dar mayor realce a los peinados las extensiones, trenzas y postizos.
Las pelucas también fueron abandonadas por las mujeres que comenzaron a recoger sus cabellos adornándolos con alguna joya, cintas o con peinetas de carey o metal para sostener los rulos o bucles. Estas peinetas fueron haciéndose más grandes hasta configurarse el peinetón. Sobre estos elevados peinados se colocaban cofias o mantillas.
Frida en ‘Vogue’
Su fascinación por la naturaleza en general se puede ver a lo ancho de sus pinturas y expresión de vida.
Incluso, en 1939, cuando expone en París y aparece en la portada de la revista francesa “Vogue” su look llama la atención y lo empiezan a copiar las damas de las altas esferas de aquel país.
En una ancha trenza como diadema, sobre su cabello entrelaza rosas con un listón azul, los labios en rojo y, claro, sus gruesas y abundantes cejas destacan en su rostro.
MIRAR HACIA AFUERA
l A finales del siglo XIX y principios del XX, en un afán de modernidad, la ideología que se respetaba era la de mirar hacia afuera y tratar de llevar a México al mismo status que ellos. Para Porfirio Díaz, Francia era el país al que México debía aspirar gracias a que en ese momento era la capital cultural del mundo; al igual que Frida Kahlo en la época post revolucionaria, una mujer que sigue inspirando a propios y extraños en la actualidad.
l Frida Kahlo fue una pintora mexicana, revolucionaria, distinta e incomprendida, que creó un estilo propio de pintura y una forma peculiar de vestir.