Por Alejandra Zertuche Rodriguez
Me gustaría iniciar con los mejores deseos por un año lleno de éxitos y crecimiento para ustedes, que sepas a dónde ir y a dónde no regresar.
El tema con el que inicio este año es acerca de los niños introvertidos. En estas épocas de fiesta te pudiste dar cuenta que prefieren la compañía de pocas personas, pero ¿qué crees?, ellos tienen habilidades sociales.
Te explico cómo diferenciar la introversión de la timidez, y así ayudar a tu hijo a mejorar sus relaciones con los demás.
Desde muy chiquitos ya se observan diferencias en su forma de ser y en la manera de relacionarse con los demás. Muchas familias se preocupan cuando sus hijos prefieren jugar solos, y parecen no buscar la compañía de otros niños de su edad. Sin embargo, este comportamiento no tiene por qué suponer un problema en el caso de que el niño sea introvertido, ya que la introversión es un rasgo de la personalidad que no debe corregirse, y que se caracteriza por una actitud enfocada hacia uno mismo, hacia los propios procesos internos.
Los niños introvertidos prefieren estar con pocas personas, disfrutan de su soledad, necesitan su espacio y tiempo de introspección, y normalmente eligen actividades tranquilas. Esto no quiere decir que tengan dificultades para hacer amigos; introvertido no es sinónimo de insociable.
Los niños introvertidos también necesitan relacionarse y tienen habilidades para ello, pero socializan a su manera, seleccionando bien a sus amistades, porque para ellos es importante interactuar con aquellos con los que se sientan cómodos y a gusto; normalmente tienen pocos amigos, pero son de calidad.
Si tu pequeño es introvertido, respétalo y acéptalo como es, apóyalo a mejorar sus habilidades sociales sin obligarlo a interactuar de una manera que a él/ella no le parezca. Ayúdalo a cuidar esas relaciones que con cautividad seleccionó.
Características para identificar si es introvertido. Observa su comportamiento:
- Suelen ser tranquilos y disfrutan de actividades relajadas que favorezcan la introspección y la reflexión.
- Pueden parecer bruscos, antipáticos, poco cariñosos, e incluso hostiles. Esto ocurre porque se alejan o evitan de las interacciones.
- Necesitan tener amigos, pero seleccionan cuidadosamente a sus amistades.
- Normalmente evitan las grandes reuniones sociales.
- Son capaces de socializarse, y no suelen sentir miedo a la opinión de los demás ni desarrollar ansiedad en situaciones sociales.