
Un bronce de una pareja bailando de Fernando Botero, una mujer misteriosa de Leonora Carrington, un óleo de un paisaje campirano, son un tema de conversación en cualquier casa.

La Plaza Loreto de la Ciudad de México, donde fuera la antigua Fábrica de Papel Loreto y Peña Pobre, un espacio de tradición que fuera abierto en el año de 1825, atrae la atención de los visitantes, por su gran colección de arte y antigüedades.
“El arte es decorativo y cualquier casa puede tener un realce con una buena pintura o escultura, esto hace que las casas se vean diferentes, más atractivas”, comentó Manolo Velasco, quien tiene 30 años de dedicarse a la venta de antigüedades.
“La gente compra arte porque les gusta, porque es una forma de invitar a tener un inicio de una charla entre amigos, porque todos tienen algo de conocimiento de la cultura y la historia”, indicó.
En la galería El Capricho el público en general puede apreciar las obras, pero también adquirirlas, para ser parte importante del estilo de su hogar, también porque habla de una conexión que refleja la personalidad de sus propietarios.
“Siempre hay una pasión de la gente de poseer obras de arte, tenerlas en casa les hace sentirse bien, además de que se embellecen sus espacios”, indicó.

Velasco también cuenta con otro espacio, en Plaza Loreto, denominado La Cuarta Veladura, donde exhibe arte contemporáneo.
Ahí se pueden observar esculturas de toros, de bailarinas, decenas de óleos de temas de la cultura pop, y hasta un piano antiguo.
El anticuario dijo que cualquier pieza, además del gusto de adquirirla, se considera como una buena inversión, pues su valor se incrementa con el paso de los años.
Es sabido que óleos de pintores reconocidos, son cotizados en el mercado internacional del arte y que pueden ser adquiridos años después por algún interesado.
Manolo Velasco recibe además piezas de arte a consignación y las muestra en sus dos espacios de Plaza Loreto, que exhibe en sus pasillos exteriores esculturas de los artistas Salvador Dalí y Auguste Rodin, entre otros.