POR ADOLFO KOTT GRAMLICH
Como condición para dedicarse al canto, sus padres le pidieron que terminara una carrera profesional y así lo hizo, Daniel Vargas Escareño se graduó como ingeniero en Sistemas Computacionales por la Universidad Autónoma de Tamaulipas en 2006 y, desde entonces, inició sus estudios musicales formalmente en Monterrey con la maestra Yvonne Garza, soprano lírica y participante permanente de los talleres de ópera para cantantes tamaulipecos.
“Tú necesitas estar en un ambiente donde tu voz tenga el espacio propicio para que te desarrolles. El contratenor en México es una tesitura que no es muy comprendida por su rareza”, le dijo su profesora.
Sin embargo, Vargas Escareño, originario de Reynosa, empezó cantando en 2001 en el coro de una iglesia católica ubicada en la colonia La Cañada.
Un año después, por iniciativa de sus compañeros de clase, decidió audicionar en el Musical UAT en septiembre de 2002.
Luego hizo audiciones en Tampico y Ciudad Victoria acompañado por la Orquesta Sinfónica de la Universidad Autónoma de Tamaulipas (Osuat).
“Fue mi primer acercamiento con la música de un modo más profesional. Eso para mí fue un despertar al mundo del arte, fue muy fuerte para mí, como recibir un balde de agua fría”, comentó.
Pero el acercamiento que tenía en Monterrey con la soprano Yvonne Garza sería el enlace directo que lo llevaría hasta Holanda, para audicionar en el Conservatorio de Amsterdam dirigido por la mezzosoprano y violinista, Valerie Guillorit.
Así que becado por la extensión cultural del conservatorio salió rumbo a aquel país para su valoración musical.
Su estancia abarcó desde el 28 de mayo hasta el viernes 10 de junio, tiempo en el que presentó los exámenes que tuvieron una duración de cuatro días.
Con su voz sorprendió a los maestros, cantantes profesionales de la ópera en Europa y representantes de las bellas artes, quienes reconocieron su “muy buena tesitura y le aconsejaron continuar preparándos