Cuando la tristeza y desesperanza invaden
Con el objetivo de informar y concienciar a la población sobre un problema que a nivel nacional ha afectado al 15% de la población, en el año 2020 registró el mayor número de suicidios en el país, y se prevé que para el 2030 sea la primera causa de discapacidad mental en jóvenes y adultos, cada 13 de enero se celebra el Día Mundial Contra la Depresión.
Pero, ¿qué es la depresión?, ¿cuáles son sus síntomas?, y ¿cómo tratarla? La psicóloga clínica Viri Rea Morán con estudios en psicoterapia de pareja, ansiedad y depresión menciona que es uno de los trastornos mentales más comunes del mundo que causa un gran sufrimiento a las personas que la padecen.
¿Qué es la depresión?
Es uno de los padecimientos mentales más comunes en el mundo, caracterizado por un bajo estado de ánimo, sentimientos de tristeza y desesperanza, asociados con alteraciones de comportamiento, actividad y pensamientos. Es una enfermedad que se caracteriza por una tristeza persistente y por la pérdida de interés en las actividades con las que normalmente se disfruta. Se podría decir que la depresión es distinta en las variaciones de los estados de ánimo y respuestas emocionales breves a los problemas de la vida cotidiana, pudiéndose convertir en un problema de salud serio cuándo es recurrente y de intensidad moderada a grave. Causa un gran sufrimiento a la persona afectada, altera sus actividades personales, laborales, escolares y familiares, aunque en el peor de los casos puede llevar al suicidio.
Episodios depresivos.
Se experimenta un estado de ánimo deprimido (tristeza, irritabilidad, sensación de vacío), o una pérdida del disfrute en actividades la mayor parte del día o casi todos los días durante al menos dos semanas continuas .
Algunas personas pueden experimentar cambios de ánimo en forma de síntomas somáticos es decir dolor, cansancio, astenia, pese a que estos síntomas físicos no se deben a ninguna alteración física.
Síntomas.
Dificultad de concentración, sentimientos de culpa excesiva o de autoestima baja, falta de esperanza en el futuro, alteraciones de sueño, cambios en el apetito o en el peso, ideas suicidas o pensamientos de muerte, sensación de cansancio o de falta de energía.
Trastornos del estado del ánimo.
Trastorno depresivo de un solo episodio: cuando la persona experimenta un primer y único episodio.
Trastorno depresivo recurrente: la persona a padecido al menos ya 12 episodios depresivos.
Trastorno bipolar: los episodios depresivos alteran con periodos de euforia e irritabilidad (episodios maníacos), mayor actividad de energía y otros síntomas como pensamientos acelerados, menor necesidad de dormir, comportamiento impulsivo, aumento de verborrea, distracción y comportamientos imprudentes.
Prevención.
Aunado a que la depresión es el resultado de interacciones complejas entre factores psicológicos, sociales y biológicos, se ha demostrado que los programas de prevención y otras estrategias funcionan adecuadamente y permiten promover un modelo de afrontamiento positivo en las personas que padecen depresión.
Sin embargo, lo más complicado no es el tratamiento sino la prevención, ya que en muchas ocasiones las personas que se ven afectadas se niegan a aceptar o a recibir ayuda al considerar que pueden solos o minimizan la enfermedad.
Ayudar a un ser querido.
El acompañamiento es importante, a pesar de que la persona nos pueda rechazar. Es importante saber que estamos ahí para ellos y en el momento que lo decidan, resulta de gran alivio.
Por otro lado, al identificar que una persona cercana a nosotros padece esta sintomatología podemos informarnos sobre dicho padecimiento, inclusive acudir con un especialista para conocer mejor sobre el tema y así poder tomar acción cuando la persona lo requiera.
Fuera del consultorio, muchas veces las personas en depresión no suelen reconocer sus padecimientos y esto genera mayor dificultad para la toma de decisión del tratamiento, motivo por el cual es tan importante fomentar y contribuir a una adecuada educación sobre el desarrollo físico, mental, emocional, social y espiritual que nos permitirá disfrutar un bienestar integral y no solamente de la ausencia de una enfermedad.
Si has identificado o crees tener alguno de los síntomas antes mencionados, es recomendable buscar ayuda, acudir con profesionales en la salud mental como lo es el psicólogo o el psiquiatra; siempre será una buena decisión. No podemos olvidar que muchas de las veces, los profesionales trabajan en conjunto para obtener mejores resultados sobre el paciente que así lo requiera.