ÑAM ÑAM
por CYNTHIA ROBLES WELCH
El tema de la alimentación nos parece más difícil de lo que realmente es.
Cuando se trata de cambiar costumbres y hábitos preferimos hacernos de la vista gorda y evadir. Lo primero es detectar y saber qué estamos comiendo.
De entrada algo que hacemos recurrentemente es comer productos, no alimentos. ¿Cuál es la diferencia? Los productos son aquellos que son empaquetados y llenos de aditivos, colorantes, conservadores y sabores artificiales. Los alimentos son los que la Madre Tierra nos da libres de agroquímicos y fertilizantes. Es decir los que nos nutren.
La cantidad de aditivos que en promedio consume una persona común con una dieta basada en alimentos procesados, es realmente significativa. Generalmente uno minimiza, pero al sumarlos y multiplicarlos el resultado es en verdad alarmante. Es por eso que nuestro cuerpo está respondiendo de esta forma con enfermedades cada vez más agresivas y en edades inexplicables.
La pregunta de los 64 mil: ¿cómo debe ser una dieta? Asesorada por Martha Cárdenas, colaboradora de mi programa y nutrióloga holística, quien promueve la dieta metabólica, descubrí cuál es la base para poder entender qué es lo mejor para mí y para los míos. Una dieta debe ser:
EQUILIBRADA. Debe tener proteínas, carbohidratos y grasas. Es básico que haya un balance que apoye tu metabolismo. Por ejemplo, los esquimales necesitan mucha más proteína y grasa que carbohidratos. Eso se debe a las condiciones y ambiente donde viven. Entonces la dieta también tiene que ver con el entorno.
VARIADA. Es importante entender que la naturaleza nos provee de un sinfín de alimentos con los cuales deberíamos nutrirnos. Y están ahí, vienen de la tierra. Pero hemos ido cambiando la jugada y eso nos ha afectado. Las dietas se estandarizaron a través de los productos procesados y nos está perjudicando. Por eso que hay que variarle y comer los productos de temporada.
MODERADA. Uno de los mayores atractivos en algunos restaurantes es comer hasta llenar. Y no entiendo cómo nuestra lógica no nos dice que estamos afectándonos. Se debe comer para nutrirnos y saciarnos, no por gula. Este es uno de los pecados capitales más de moda en todo el mundo y lo mejor es no comer en exceso. Lo que sucede es que al atiborrarnos de comida esta se acumula en lugares del cuerpo y se convierte en grasa. También el exceso roba nutrientes que puedes estar aprovechando.
COMPLETA. Entiéndase por completa que una dieta tiene que cubrir lo necesario para que tu cuerpo se mantenga con energía, lleno de vitalidad y que su evolución a través del tiempo sea gradual y paso a paso.
A veces no entendemos cómo una persona que dejamos de ver un tiempo al encontrarnos con ella se ve tan desmejorada y mucho tiene que ver con este punto. Es importante buscar un orientador que te pueda ayudar a entender qué es lo que le funciona a tu cuerpo y no sólo eso, sino estar convencida que quieres asumir ese paso
y darlo.
INOCUO. Esto quiere decir que no te haga daño. Hay alimentos que pueden ser muy sanos, pero que en definitiva a tu organismo no le vienen bien. Sólo es cuestión de cambiarlos. Es típico que se pone de moda un alimento y todos lo deseamos. No porque sea vivo u orgánico te va a caer bien. Para eso es importante observar las reacciones que tiene tu cuerpo, apuntarlas y llevar un récord de lo que vayas probando y así detectarlo. Se trata de que no te haga daño y llevar de algún modo una dieta limpia y sana para ti.
Todos tenemos una forma única de metabolizar porque somos únicos e irrepetibles. Muchas veces podemos comer algo que nos gusta y que creemos que es bueno, pero no precisamente lo que nuestro cuerpo está necesitando. Para llegar a este punto de saberlo tiene que haber una conexión contigo misma y sobre todo la orientación de un experto.
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