Por Alejandra Zertuche Rodríguez
Donde más impacta la presencia de una persona discapacitada es en la familia. El nacimiento de un niño especial o el descubrimiento de que lo es constituye un acontecimiento en la mayoría difícil.
Los padres pasan por una serie de etapas: reacciones de shock, descontento, temor, depresión y duelo, entre otras, hasta conseguir la elaboración de una toma de conciencia que los lleva a amar y a acoger al bebé que los necesita tanto, con todas sus posibilidades, pero también con todas sus limitaciones.
Para mí hay una frase muy importante que siempre le comento a los papás en consulta y que en verdad impacta en los avances de los pequeños.
“De la capacidad de afrontamiento de la familia frente a la situación de su pequeño, dependerá la calidad de vida de todos los diferentes miembros que la componen”.
Y para lograr el afrontamiento hay que conocer las etapas que vive la familia, y de esta forma los papás estén conscientes de que es normal atravesar por estas. Reconocer que no son los únicos ya que de esto depende que todo el proceso avance más rápido, porque en un niño el tiempo es oro y entre más pronto y más rápido tomemos acción a sus necesidades, más probabilidades de un buen pronóstico tendrán.
Etapas:
- Fuerte impacto emocional ante la noticia, se une sensación de tristeza y culpabilidad. El impacto varía en función de la severidad de la discapacidad.
- Negación o incredulidad ante el diagnóstico. Se niega a aceptar la evidencia de la discapacidad, busca otro profesional y diagnóstico.
- Preocupación activa por el hijo/a y gradual separación de sentimiento de culpa y desesperanza.
- Reorganización familiar, fase de adaptación e incorporación del hijo/a en el marco familiar. No siempre se supera consecuentemente la fase, pues la familia puede quedar “estancada” en alguna de ella, sin llegar a asumir la nueva organización familiar.