POR VIRIDIANA LEAL / ALEJANDRA ARELLANO
La infancia es una etapa de la vida que sin duda deja huella.
Con el paso del tiempo se suman años, pero el recuerdo del primer paseo en la bicicleta nueva al lado de papá, las horas en la cocina con la abuela horneando galletas o el beso de mamá antes de ir a la cama quedan grabados. Momentos que en la edad adulta nos recuerdan a la niña que se lleva adentro.
Valeria Leal
> “Para mí, lo más bonito de mi niñez era visitar la casa de mis abuelos y pasar mucho tiempo con ellos”.
Graciela Ruiz de Etienne
> “Desde niña estuve rodeada de mujeres que me inspiraron a abrirme camino en la vida. Recuerdo a mi madrina Martha Velazco de González, distinguida dama de nobles valores, a mi maestra de primaria Minerva González que después de clases me enseñaba manualidades. Disfrutaba el recreo jugando beisbol. Mis logros en la escuela me llenaron de orgullo y estar en la escolta. Aprendí que mediante el servicio a los demás, encuentra la mayor satisfacción el ser humano”.
Imelda Rivera Nuño
> “Tendría 4 o 5 años de edad, y en Estados Unidos empezaron a venderse las muñecas que hablaban. Mi madrina, que vivía en San Antonio, me trajo una grande y hermosa. Pero yo y mi hermano Chacho, que era mayor que yo, queríamos saber cómo era que hablaba, así que le cortamos la pancita y pues la descompusimos. Después, llorando quería que volviera a hablar. Esta es una anécdota de niña que permanece en mis recuerdos”.
Cindy Apac
> “Lo que más recuerdo es mi regreso a casa después de la escuela y saber que mi mamá me esperaba ya con la comida caliente. Esos detalles que no valorábamos en ese momento: el trabajo que se tomaban en arreglarnos para asistir al colegio, ayudarnos con las tareas, servir la comida calientita… Ahora como mamá aprecio más”.
Melisa Abascal Anzaldúa
> “Recuerdo con mucha alegría que siempre estuve muy involucrada en actividades escolares y extracurriculares. Participaba en los festivales de baile en el colegio y en algunos concursos también. Mis papás siempre presentes. Tuve una niñez muy ocupada, ya que mis hermanas y yo siempre teníamos actividades en las tardes: clases de inglés así como danza folclórica. Disfruté mucho jugar con mis hermanas y estar siempre juntas”.
Gaby Moreno
> “Visitar la casa de los abuelos, jugar con mis amigos y disfrutar tiempo con mi familia son los recuerdos más lindos de mi infancia”.
Verónica Garza
> “Crecer y jugar en casa de mis abuelos son unos de los recuerdos más bonitos de mi infancia. Comer en casa de la abuela con todos los primos era un caos divino que siempre recordaré con mucho amor y cariño”.
Edna Alejandra Longoria
> “El recuerdo más bonito que tengo de mi infancia es ir a la casa de mis abuelitos y jugar con ellos”.
Livier González
> “Jugar con mis primos en la casa de mi abuela es el recuerdo más lindo que tengo”.
Guadalupe Adame de Pliego
> “Tengo lindos recuerdos de los días que de niña pasé en el rancho durante las vacaciones con mi querido padre don Rodolfo Adame Garza. Me divertía montando al Penco viejo y ordeñando cabras y vacas. Hacíamos carreritas; yo, en bicicleta y él, en su camioneta. ¡Claro que siempre me dejaba ganar! Hermosos días pasaba con él”.
Andrea Cantú
> “Recuerdo salir a jugar acompañada por mi papá en uno de esos coches de pilas en donde tú podías conducir, era lo mejor del mundo”.