Siempre vestido de traje, muy formal, trabajador, pendiente de su familia y dedicado a su esposa es como se le recuerda a don Rosendo Martínez Cruz, quien a la edad de 87 años cumplió su misión de vida.
Nuevo Laredo fue la ciudad que lo vio nacer, crecer y fundar en 1956 la primera escuela en México en ofrecer el secretariado bilingüe, el Nuevo Laredo City College. Fue el lugar donde vivió al lado de su esposa Gladys Gómez de Martínez, y formó a sus cinco hijos: Gladys, Rosendo, Kelly, Carlos (†) y Rosa Laura.
Y fue aquí mismo, en esta frontera, donde su interés por la educación y la docencia dio sus primeros frutos sumando un legado a sus hijos de varias escuelas: la secundaria y preparatoria Iberoamericana, así como el Instituto Internacional de Estudios Superiores, en Reynosa, quienes los han impulsado y diversificado
para continuar como líderes en esta rama. Una herencia que ha seguido la línea generacional actualmente con el instituto humanístico de la Salud.
EL GARAGE DE SU CASA
Apoyado siempre por su esposa, don Chendo Martínez, como se le decía de cariño, inició con las clases de inglés en la cochera de su casa, motivado, después abrió las puertas del City College.
Trabajó desde muy chico y eso fue un factor muy importante para su crecimiento como hombre de negocios. Antes de cumplir los 20 años de edad fue manager de una compañía exportadora e importadora, y con los años ocupó un cargo en el consulado mexicano en Laredo, Texas.
FAMILIA NUMEROSA
Rosendo Martínez, don Chendín, como lo llamaban de cariño sus sobrinos, nació el 3 de octubre en el seno de una familia numerosa. Sus padres: Rosendo y Dominga Martínez los educaron a la antigua usanza, haciéndolos hombres y mujeres de bien.
Su esposa Gladys y su cuñada Elsa Noemí Gómez fueron muy unidas así que los hijos de ambas tuvieron la bendición de crecer juntos en aquel Nuevo Laredo donde las trajinares paseaban por sus calles a los turistas y los negocios de artesanías florecían entre el comercio ambulante.
Jorge Torres recuerda que sus años de infancia y juventud los pasó muy cerca de su tío don Rosendo.
Debido a que su madre se divorció muy joven, para él se convirtió en una figura paterna.
“Para mí fue un modelo a seguir por todo lo que hizo en el área de la educación, como empresario, como ser humano. Siempre estuvo muy al pendiente de nosotros y de mi madre. Nunca nos faltó su apoyo moral”, aseguró.
Jorge evoca aquellos tiempos de niño: “…una infancia muy feliz con mis primos y mis tíos”.
Se acuerda de él siempre bien vestido, derecho en todos los aspectos, educado, respetuosa tanto con su familia como con la gente.
Como empresario, agregó, fue un hombre que tomó muy en serio su rol en la escuela y un ejemplo de rectitud.
SUS DEBILIDADES
Como Tamaulipeco, nacido en el noreste de México, las reuniones familiares en torno a la carne asada no faltaban, las hacía en el traspatio de su casa. Su debilidad eran, por supuesto, las tortillas de harina, así como los postres, no podían faltar en la comida.
La casa familiar guarda muchos recuerdos y anécdotas, vivió 67 años de matrimonio y procreó a lado de su amada esposa a sus hijos. Inició con un pequeño negocio de inglés que con el tiempo se diversificaría y crecería en el área de la educación.
Jorge Torres reconoce que es triste perder a un ser tan querido y tan cercano, pero que una persona como él siempre se lleva en el corazón.
Después de 87 años de vida, don Rosendo Martínez Cruz descansa en paz. Misión cumplida.