No cabe duda que acercándose las fechas decembrinas, nos saturamos por todos lados de ese espíritu navideño. Las tiendas departamentales se llenan de productos alusivos a la temporada y por donde quiera se ven decoraciones, tanto al interior como al exterior de casas o negocios que anuncian la llegada de esta temporada tan anhelada por muchos.
Hay personas que la esperan con gran alegría y jubilo, pues simboliza según la cultura y/o religión, el nacimiento del niño Jesús. A los más pequeñitos de la casa les ilusiona mucho el regalo que pueda traerles “Santa Claus”, y a los jóvenes y ya mayores las posadas, la convivencia, las reuniones con los amigos y familiares…
Sin duda, la Navidad tiene diferentes matices y significados para todos, y es muy respetable como la celebran.
Es de suponerse, en la mayoría de los casos, que estas fechas nos traen alegría, unidad familiar, buenos deseos, empatía, y un sinfín de cosas diferentes, pero casi siempre son sinónimo de alegría, felicidad y unidad familiar. Pero, ¿qué pasa para los que han tenido una perdida irreparable durante estas fechas o en anteriores? ¿Cómo ser resilientes? ¿Cómo celebrar una ‘Navidad sin ti’?
El significado de ser resilientes es la capacidad que tiene una persona para superar circunstancias traumáticas, como la muerte de un ser querido. Pero, ¿cómo serlo ante el dolor que provoca la perdida?
Se dice fácil, pero sé que es muy difícil superarlo, sin embargo, sí se puede, al menos puedes aprender a vivir con la ausencia y transformar ese dolor que en la mayoría de los casos se experimenta, en actos de amor y bondad para los demás; de esta manera, aunque no eliminamos por completo el dolor, lo mitigamos en cierta forma.
Podemos “transformar” esa herida, y dar ese amor que se nos quedó en el alma hacia nuestro ser querido que ya partió así como buscar la forma de darlo a los demás con actos de empatía. Por ejemplo: dar alimento a los más necesitados, en hospitales, en casas hogar, en asilos, etc.
Busca hacer el bien sin mirar a quién. De esta forma estarás haciendo un bien para la humanidad, y de paso ayudas al mas necesitado.
Otra forma en la que podemos hacerle una caricia a nuestro corazón herido por la pérdida, es recordar todas las cosas que le gustaban hacer en vida en esta temporada navideña. Quizá le gustaba hacer un platillo especial o participar en alguna tradición; seguirlo haciéndolo. Puedes servir un plato en la mesa en el lugar que ocupaba siempre.
Recordemos con amor a la persona que en forma física ya no se encuentra con nosotros, y la mejor manera es volteando a ver a los que nos quedan vivos y disfrutarlos. Algún día nosotros también partiremos y dejaremos un lugar vacío en nuestras familias. Vayamos dejando bellos recuerdos y tradiciones a nuestros seres queridos para que cuando ese día llegue, ellos tengan los recursos y las herramientas para ser resilientes y puedan superar la perdida de la forma más amorosa posible. Enseñemos a través de nuestro ejemplo cómo vivir la vida con alegría, muy a pesar de la pérdida.
¡Felices fiestas!