Alejandra Zertuche Rodríguez
PREGUNTAS A LA PSICÓLOGA
Una de las funciones más importantes de los padres de familia es enseñar a nuestros hijos a seguir ciertas normas y respetar límites, para lograr una mejor convivencia que nos proporcione seguridad, estabilidad y confianza en nosotros mismos y en los demás.
Es difícil de aplicar cuando se trata de un niño de apenas un año de edad, pero justo es el mejor momento para empezar a instaurar algunas normas simples y límites fáciles de comprender con la finalidad de ayudarlos a desarrollar su autonomía, autoestima y mejorar su grado de autocontrol, a medida que vaya creciendo.
¿Cómo lograrlo? Siga estos consejos.
Practicar hábitos y rutinas. Más que dedicarnos a implantar una serie de normas a cumplir y límites a respetar, esta etapa abre un nuevo ciclo para empezar a poner en práctica hábitos y rutinas que nos sirvan para establecer nuevas horas de comer, vestirse, bañarse y acostarse. Esto les permitirá a los más pequeños tener cierto control sobre las situaciones y predecir qué pasará después de una determinada acción. Es decir, les proporcionan estabilidad, seguridad y equilibrio emocional.
Menos es más; también con las normas y limites. Relacionado con el punto anterior se debe escoger muy bien qué normas son imprescindibles y qué límites no se pueden rebasar. Te consejo que no excedan de 2 o 3, ya que a esta edad los niños tienen muy poca capacidad para recordar toda la información que les transmitimos.
Explicar con claridad. No des muchas y largas explicaciones, pero aclárale el motivo de una determinada norma o límite. Si es necesario ayúdate de cuentos, imágenes, juegos, etc.
Ser coherente y consistente. No cambies las normas de un día a otro en función de tu estado de ánimo, o sin motivo.
Si un día no le permites hacer una cosa, no accedas al día siguiente por cansancio, tener un compromiso o cualquiera otra circunstancia.
Ser flexible. Evita la rigidez y el autoritarismo. Hay ocasiones en las que podemos flexibilizar nuestro sistema de normas. Por ejemplo: si una de las normas es recoger después de jugar, un día podemos permitir que los recoja con más ayuda de la que solemos ofrecerle.
En definitiva, tener un sistema de normas en casa y fijar ciertos límites que no se deben transgredir ayuda a nuestros hijos a ser mejores personas para el mundo.