Fotos: Víctor Briones
Para Margarita Escobar Cantú y sus hermanos, participar en el Reto de “Isla a isla” el 15 de julio, no sólo fue por alcanzar una meta, sino para continuar con la educación que les dio su papá (†), Jesús Escobar Rocha, un gran deportista y ejemplo de disciplina.
“Fue, de cierta manera, un homenaje, ya que ese día celebraban su aniversario de bodas mis padres”, comentó.
Una fecha muy significativa para ellos.
“También podríamos haber elegido el 27 de mayo, precisamente cuando se cumplen tres años del fallecimiento de papá, pero en esa fecha ya no había lugares”, agregó.
Margarita resultó ganadora del primer lugar en las categorías de 3.5 kilómetros, femenil, de 50 a 59 años de edad.
Nadó en mar abierto de Cancún a Isla Mujeres en un tiempo de 1 hora con 15 minutos y 30 segundos, mientras que su hermana Lucía ocupó el cuarto lugar con un tiempo de una hora y 27 minutos.
Su hermano Javier fue más allá al recorrer a nado 7 kilómetros, en dos horas con siete minutos y 30 segundos. Un mérito digno de reconocerse por su constancia, esfuerzo y dedicación, pero más aún porque sobrepasan los 50 años de edad.
La entrenadora estrella fue su madre, Margarita Cantú de Escobar, quien ya sabe de esto, pues siempre permaneció al lado de su pareja, acompañándolo en los concursos donde participó.
Margarita platica que entrenó arduamente durante tres meses, lo que la llevó a subir al podio y levantar su trofeo como ganadora.
Señaló que fue su hermano Javier quien les dio la noticia del evento internacional en Cancún.
EN LA ALBERCA DEL CASINO
Reconoció que nunca antes había participado en una competencia como ésta, sólo en torneos regionales y nacionales, cuando era adolescente.
“Venimos de una familia muy deportista, mi padre fue un hombre muy reconocido en Reynosa que participó en maratones de Chicago, Boston, Nueva York, Madrid y París. Él antes de que supiéramos caminar, nos enseñó a nadar, nos inculcó la disciplina con mucho amor, por eso los resultados que tenemos”, explicó la originaria de Tampico, pero quien creció en Reynosa desde los 4 años de edad.
Ella y sus hermanos frecuentaban la alberca del Casino Petrolero de Reynosa y llegaron a representar a Tamaulipas en regionales y nacionales.
Era, dijo, su “modus operandi”, pues tenían que nadar y escoger otro deporte a solicitud de su padre, y como ella es la mayor daba el buen ejemplo y de paso les abría camino a sus hermanos.
ENTRENAMIENTO
Margarita corre 10 kilómetros diarios en las mañanas, de las 7:00 a las 8:00, a lo largo de la Calle 2, además practica natación en la alberca municipal y en Cimarron Club.
“Dicen que lo que bien se aprende nunca se olvida, las
células tienen memoria, haber dejado el deporte no significó un problema para mí; entonces sólo me queda agradecerle a Dios por tantas bendiciones, por darme buena salud y rendimiento”, expresó.
Hace 3 años decidió salir a trotar a las calles de McAllen, después de concluir el cargo de directora del colegio Paidos durante más de16 años.
Estudió psicología, así como hotelería y turismo en la Universidad Regiomontana, carrera que le sirvió para impulsar la educación, además de tener a su cargo a 60 personas en los niveles de maternal, kínder, primaria y secundaria.
“Siempre me dedico en cuerpo y alma a lo que estoy haciendo, entonces cuando me fui a Monterrey terminé mi carrera, me casé, tuve mis hijos, aunque practicaba aerobics y hasta tuve una certificación, pero lo dejé después”, afirmó.
Fue gracias a su amiga Martha Catalina González Cantú que se unió a practicar en las mañanas lo que llaman “boot camp”, una disciplina que las enseña a dar su mayor esfuerzo al trotar y subir varios obstáculos.
“Cuando empecé a nadar tuve que dejar el campamento, pero pienso retomarlo después”, dijo.
De las que no prescinde es de su grupo de amigas que la alientan en sus logros.
González Cantú dijo que ya van en su segunda temporada de campamento y planean seguir en esto por salud.
“Somos amigas desde hace 32 años, casi desde que era una jovencita, y siempre la he visto como una triunfadora, es algo que lleva en su sangre; todo lo que se propone lo consigue”, indicó.
Con la misma determinación piensa seguir en otros eventos deportivos, porque “me encantó la experiencia, además, las aguas estaban muy tranquilas, transparentes, eso te da mucha confianza”.
Quien se considera una persona de retos, está casada con Everardo Rodríguez Plata, ex jugador de los Rayados de Monterrey, como defensa durante cerca de 10 años.
“Él me apoya en todo lo que hago, sobre todo en cuestión del deporte”, señaló la madre de Héctor Javier, Margarita y Marcela.
Actualmente entre sus metas está inscribirse en un triatlón que la obligará a practicar en bicicleta.
“Ya domino la natación y trotar, me falta aprender a dominar la bicicleta, creo que en dos meses más podré competir”, aseguró.
Para ella es muy motivador participar en concursos deportivos y obtener buenos resultados, por eso su mejor consejo es hacer todo con el corazón.
El deporte, considera, ayuda en lo físico, emocional y mental; es espiritual, por lo que le permite estar cerca de Dios y la naturaleza.
“Le digo a Dios: aquí estoy y me conecto, es algo maravilloso que te ayuda a sentirte bien, a proyectarte, porque haces amigos al correr, además tienes salud, estás sana y muy fuerte”, dijo.