Los peregrinos han sido parte de su transformación y de su andar. Creyendo que iba por delante de ellos, la vida la puso por detrás.
Así empezó a fotografiar miles de manos juntas que van hacia un destino: una tradición más allá de una creencia, una fila eterna de pies descalzos que van a sanar su alma y a convertir sus necesidades en testimonios.
Motivada por una nueva fe y sensibilidad diferente, Mónica Guerrero Mouret presentó el 10 de diciembre la exposición fotográfica “De peregrina a peregrina”, organizada por el Consulado de México en McAllen.
La serie consta de 30 imágenes que captó con su cámara durante una peregrinación de devotos de la Virgen de Guadalupe, desde Toluca hasta el Cerro del Tepeyac.
“Los peregrinos son los protagonistas de mi historia; una historia que habla de soberbia, pero también del corazón”, expresó la fotógrafa en la ceremonia de inauguración de la exposición.
El evento se llevó a cabo a las 18:00 horas en la explanada de la Basílica de Nuestra Señora de San Juan, donde se dieron cita familiares y amigos para felicitarla.
Este proyecto, explicó, empezó gracias a un momento de enojo y soberbia.
“Iba en la carretera a toda prisa rumbo a un festejo por mi cumpleaños y ellos (los peregrinos) me estorbaban en el camino. Delante de mi había una fila interminable de hombres y mujeres vistiendo trajes típicos y recuerdo que le dije a un policía: ‘joven, por favor quítelos del camino, tengo prisa y me estorban’. El policía me respondió: ‘señora, es una peregrinación desde Toluca al Tepeyac y delante de usted van alrededor de 120 mil personas’. Entonces me hice a un lado, apagué el coche y de repente algo pasó en mi; hubo un click impresionante”, dijo.
“Ya no veía a los peregrinos, sino que los observaba desde otro punto de vista. En ese momento le hablé a mi hija y le pedí que me llevara la cámara a donde me encontraba”, agregó.
Guerrero comenzó a fotografiarlos esperando ver su reacción. Se quitó los tacones y se puso unos tenis que traía en la cajuela del carro.
“Me animé a preguntarles de dónde venían, hacia dónde se dirigían y a qué se dedicaban. También les pregunté cuántas personas eran, cómo solventaban su viaje y qué es lo primero que hacían cuando llegaban a la Basílica de Guadalupe. Así empezó esta historia hace diez años”, explicó.
La artista de la lente imaginaba que los peregrinos caminaban largos trayectos con el propósito de hacerle una petición o darle gracias a la Virgen de Guadalupe
“Pero su intención sólo es visitarla y decirle: “Mamá, ya llegué; mírame. Por eso la mayoría carga una imagen para que la Virgen los voltee a ver”,
comentó.
Después de hacer largas filas y de visitar a la Virgen, los peregrinos descansan en el atrio de la Basílica.
“Esta es una de las experiencias más hermosas que he tenido en la vida. Es arrancarme la soberbia, adquirir una humildad diferente y saber que todos de alguna manera somos peregrinos. Que tenemos esa pellizcada en el corazón que nos hace regresar a nuestros hogares sintiéndonos diferentes”, dijo.
Con su exposición, la fotógrafa pretende recorrer el mundo con el objetivo de compartir su experiencia.
“He caminado por muchos pueblos y Estados. De la soberbia me pasé a la ambición, pues ahora ambiciosamente quiero recorrer todo el mundo con esta exposición y lo voy a lograr tocando puerta por puerta. Yo le dije a la Virgen: “Madre, te prometo que voy a llevar tu imagen, tu enseñanza y tu abrazo por el mundo entero y así será”, concluyó.
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