Fotos: Viridiana Leal
De lento andar, pelo encanecido y siempre con una sonrisa, fue recibida Lupita Balderena de Adame a la entrada de la parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, donde acompañada de familiares y amigas agradeció a Dios permitirle llegar a la edad de cien años.
En un evento muy especial se reunieron el 1 de septiembre en el auditorio Bertha G. de Garza Zamora a partir de las 17:00 horas, para brindarle los mejores deseos.
Doña Lupita estuvo acompañada, además, por algunos de los alumnos del Jardín de Niños Reynosa en el que impartió clases en los años cuarenta.
La maestra, contenta y feliz de recibir el cariño de tantas personas, les agradeció su presencia a esta fiesta sorpresa, organizada por su hija Lupita Adame de Pliego y su sobrina María Aurora Ramírez de Durán.
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