POR VIRIDIANA LEAL
La Navidad es una de las fechas más especiales del año. Además del significado que tiene se acostumbra decorar los hogares con diferentes adornos de colores y variadas formas. El pino es la pieza principal, pero también las guirnaldas, los nacimientos, las series de luces y las figuras, entre muchas otras cosas.
En algunas familias se sigue la tradición de crear los ornamentos, como es el caso de Olga Peña de Jiménez, ya que desde que era una niña, ella y sus hermanas veían a su mamá, Maurilia Martínez de Peña, cómo vestía de Navidad la casa con sus propias manos.
También su abuela Joaquina Alanís de Martínez lo acostumbraba hacer, aunque en menor medida, además de tener el gusto por la cocina, el bordado y las manualidades en general.
La Navidad es especial para Olga Peña, aún en su edad adulta la ilusiona, le llena el corazón, y le trae muy lindos recuerdos.
CREATIVIDAD ANTE TODO
Los adornos los realizaban con diversos materiales: bolas de unicel, telas, encajes, lentejuelas, diamantinas y chaquiras. Con cuidado y esmero les daban forma y diseño; con un moño terminaban el trabajo.
Recuerda con cariño que en ocasiones cortaban las ramas secas de algún árbol, las pintaban y decoraban con fotos; le colgaban esferas hechas por ellas mismas y, con emoción, creaban un hermoso adorno que hacía lucir cualquier espacio de la casa.
Cuando Olga Peña se casó con Raúl Jiménez de Cárdenas, hace 32 años, siguió esta tradición y se las inculcó a sus hijas: Grecia Daniela, Valeria Jimena y María Regina; herencia de su madre y su abuela.
“Recuerdo que las esferas las hacía con encaje y mis hijas lo disfrutaban mucho… cada año le añadíamos algo nuevo a nuestro pino de Navidad”, comenta Olga.
Cuando empieza a decorar las ideas fluyen de forma que se acomodan en cada espacio de la casa. Son días de trabajo, tarda alrededor de una semana, y más cuando hace los adornos.
La emoción que ella y sus hermanas sentían cuando niñas quiere que sus hijas la experimenten y sigan con esta tradición de familia.