Estimular los cinco sentidos del niño para desarrollar la capacidad física, emocional y social. Con amor hacer de estos tiempos difíciles un lindo recuerdo.
POR ALEJANDRA ARELLANO
La contingencia mundial está marcando el desarrollo de los niños, y los padres tienen el compromiso de guiarlos para que esa huella sea positiva.
Así se expresó Sandra Guerra, licenciada en pedagogía, quien definió que la estimulación temprana es el conjunto de ejercicios y técnicas especificas aplicadas en la primera infancia con la finalidad de desarrollar al máximo la capacidad de cada pequeño, en lo físico, emocional y social. De esta forma, se logra ampliar la plasticidad cerebral del bebé para su aprendizaje; involucrar a los padres crea un vínculo afectivo estrecho entre ellos.
Para estimular los cinco sentidos recomendó realizar actividades divertidas que fortalezcan la motricidad gruesa y fina, sensorial, el lenguaje y el bienestar socio afectivo.
Explicó que la motricidad gruesa está dirigida a los movimientos corporales, gatear, maromas, brincar, saltar, rodar… mientras que la fina se relaciona con lo manual: ensartar, trazar, armar…
En lo que respecta a lo sensorial mencionó que se trata de exponerlos a sentir diferentes texturas: suave, rasposo, áspero, esponjoso.
Los niños pueden con las manos experimentar con pintura líquida, espagueti cocido, crema de afeitar, crema batida y arena, entre otros productos.
“El lenguaje: sonidos de animales, soplar burbujas, instrumentos musicales de boca, inflar globos…”, señaló.
En el tema socio afectivo indicó que se trata de involucrar a los niños en labores del hogar, hacer equipo, dejar que negocíen entre hermanos, primos o amigos y resuelvan sus conflictos. Delegar responsabilidad según la edad.
Miss Sandy, del Centro de Estimulación Temprana Colibrí, consideró que con disposición, alegría y mucho amor se puede hacer de este tiempo un lindo recuerdo para los hijos.