Fotos: Viridiana Leal
Los malos hábitos pueden erradicarse con voluntad, tiempo y paciencia.
A medio año de haber iniciado el 2019, los gimnasios no lucen tan llenos como en los primeros meses, el propósito de bajar de peso claudicó y la comida saludable pasó a segundo plano. Son pocas las personas que han cumplido sus metas.
¿Qué sucedió? ¿Por qué el ánimo al cambio se desvaneció? ¿Cuántas veces se le echa la culpa a la falta de fuerza de voluntad?
Sabías que dejar un mal hábito no es imposible pero tampoco es tarea fácil. Se requiere de mucho esfuerzo y paciencia porque los resultados no son inmediatos, y las dietas de un mes o programas de alimentación que ofrecen bajar de peso en unos días o semanas pueden resultar contraproducentes.
Rocío Loyo Arechandieta, coach en cambio de hábitos e instructora certificada de yoga y barre intensity, reiteró que los cambios no se dan de un día para otro y son paulatinos para que se obtengan resultados a largo plazo.
“Una persona que fuma dos cajetillas de
cigarros diarias comenzó con uno y con el tiempo fue aumentando sus dosis. Pasa lo mismo si quiere dejarlo”, explicó.
Dar un primer paso es lo importante, y seguir poco a poco hasta dejar por completo el mal hábito.
UN BUEN INICIO
Un hábito es un comportamiento que se realiza frecuentemente, incluso llega un momento en el que es involuntario.
Estudios demuestran que el 40 por ciento de la conducta humana está regida por los hábitos, es decir, casi la mitad de las actividades que hacemos durante el día.
En el programa de cambio de hábitos Rocío Loyo aconseja a cada paciente la manera de iniciar el proceso, sin juzgarlo para evitar afectar sus emociones.
En el caso específico de las personas que quieren iniciar un estilo de vida saludable, recomendó empezar tomando un vaso con agua en ayunas para ayudar a la digestión, aunque después se coman unos tacos.
Puede ser difícil de creer pero es un hábito sencillo y sostenible. Después continuar con dos, o un vaso con agua y el jugo de un limón que permite la desintoxicación. El siguiente paso es un jugo verde.
Hay una teoría que sustenta que al repetir una cosa durante 21 días se convierte en hábito, pero depende de la rutina y de cada persona.
“Si se quiere dejar el refresco o la carne serán más de tres semanas, a diferencia de aprender a tomar más agua“, detalló.
Los hábitos muy arraigados es más difícil eliminarlos por lo que en estos casos se requiere de tiempo, paciencia y flexibilidad.
Sucede lo mismo cuando se toma la decisión de realizar una actividad física.
“Lo ideal es iniciar con una caminata diaria de media hora al día para que se pueda mantener. El cuerpo se adaptará conforme pasa el tiempo. Si se llevó una vida sedentaria no es posible pretender en dos horas perder el peso que se ganó en tanto tiempo”, argumentó.
CAMBIO DE MENTALIDAD, CAMBIO DE REALIDAD
La idea de un cambio de hábitos es también un cambio de pensamientos, pues la mayor parte del tiempo es la misma persona la que se boicotea.
¿Cuántas veces se ha dejado de seguir el plan alimenticio que prescribe el nutriólogo?
Se interrumpe porque no agrada. Es cuando intervienen las emociones y el pensamiento.
“Se puede estar comiendo el platillo más saludable, lleno de nutrientes pero la mente dice: ‘estoy harta’, ‘esto no me gusta’, ‘quiero algo más’”, explicó.
Entonces el alimento ya no cumple su función porque la mente segrega cortisol (hormona del estrés) y hace que el cuerpo se ponga en automático a la defensiva, y los nutrientes no sean absorbidos.
“Imagina que tienes un limón en la mano, que está súper jugoso, verde, fresco y bonito. Ahora lo voy a exprimir en mi boca para tomar el jugo. ¿Qué sentiste? Yo, salivé. Así de poderosa es nuestra mente, porque ni siquiera tengo el limón y mucho menos lo estás viendo”, apuntó.
Lo mismo pasa al momento de comer, por eso es tan recomendable disfrutar los alimentos.
“Si una ensalada no produce un pensamiento de satisfacción, hay que cambiar los ingredientes para disfrutarla; esto hará la diferencia en los resultados.
La coach insistió en que debemos sustituir el chip de “no me gusta” o “no es para mí”, por el de: “como sano porque me amo, a mi cuerpo, y quiero sentirme bien”.
También, añadió, a veces se percibe la comida saludable como un castigo.
Enfatizó que hay quienes se consienten con una hamburguesa para “darse un lujito” cuando realmente es un castigo para el organismo. Y eso es muy importante entenderlo.
Reiteró que no es un problema comerla de manera esporádica, pero es mejor no hacerlo cuando se está iniciando con un nuevo estilo de vida. Lo conveniente es en el momento que se hayan logrado eliminar por lo menos tres malos hábitos.
FAST LIFE
Vivimos de prisa y ocupados, así que la comida rápida es la mejor opción: alimentos procesados, congelados, enlatados y embolsados, los que contienen una gran cantidad de conservadores y químicos, sin ningún beneficio.
La coach expresó que tenemos que volver a lo básico en la comida, a lo “real”, a lo natural, y evitar los excesos.
¿Qué es la comida real? Los alimentos frescos que no están procesados y se encuentran en la periferia de los supermercados, como son: frutas, verduras, legumbres, pan, tortillas, carne. Recomendó que sea aquí donde se compre la despensa.
Advirtió sobre el cuidado de los porcentajes y los ingredientes en las etiquetas ya que pueden decir nutrition facts, 0 grasas y 0 azúcar, pero el resto son sustancias que ni siquiera se pueden pronunciar. En estos casos lo que aconseja es no consumirlas, ya que el azúcar tiene más de 60 nombres.
SATANIZAR LA COMIDA
Estar a dieta no es dejar de comer sabroso. Unos tacos hechos con tortilla de maíz rellenos de papa, frijoles, huevos, aguacate, pollo… cocinados de preferencia en casa, son saludables; las opciones son infinitas.
La mayoría de las personas sucumben ante los encantos del pan, pueden continuar comiéndolo pero el que se hace todos los días, aunque sea de harina refinada.
“Un bolillo al segundo día ya está duro, mientras que el pan de barra tiene hasta 30 días para consumirse. ¿Cuál es más tóxico?
Si el pretexto es la falta de tiempo, las frutas son la mejor opción para cualquier ocasión solo requieren estar bien lavadas.
Aconsejó partir la fruta y las verduras, y mantenerlas en un refractario para tenerlas a la mano cuando haya antojo de un producto chatarra. ¡Y disfrutarlas!
Los jugos de frutas y verduras naturales se han convertido en una opción y en los últimos años han sido un boom. Lo mejor es hacerlos en extractor o licuadora pero en casa, ya que hay sustitutos en polvo sin beneficios.
Estar bien por dentro se reflejará en la actitud, en el carácter, en el organismo y en el cuerpo.
Así que hacer un hábito de los ejercicios y la “comida real” brindará una mejor calidad de vida, y un estilo de vida saludable.
¿Cómo lograr un nuevo estilo de vida?
> Tomar la decisión.
> Dejar los malos hábitos de manera paulatina.
> Cambiar los pensamientos.
> Disfrutar los alimentos, el ejercicio, etc.
> Según una teoría, repetir una cosa durante 21 días se convierte en hábito.