
La histerectomía es la recesión quirúrgica del útero, y puede incluir la extirpación completa del cuerpo, el fondo y el cuello uterino, aunque en algunos casos se puede dejar el cuello.
Los motivos que llevan a realizar este procedimiento son multifactoriales, por ejemplo: cáncer de cuello de útero o displasia cervical severa, tumores uterinos, cáncer de ovario, sangrado vaginal severo y prolongado, endometriosis, prolapso uterino, etc.
Cualquiera que sea el motivo para retirar la matriz, el impacto emocional que conlleva este tipo de procedimientos es inevitable, ya que para algunas mujeres la falta de conocimiento respecto al tema podría dar un duro golpe a la autoestima, debido a que puede significarles “no sentirse mujer”, o “dejar de serlo”, “sentirse vacías e inservibles”.
Estos sentimientos vienen asociados (generalmente) a la cultura social, a la falta de información e ignorancia del tema, y/o a las creencias ancestrales.
La función que tiene nuestra matriz es la procreación, y si esta etapa de nuestra vida ha sido llevada con éxito, no tiene porqué significar mayor problema.
Afortunadamente, en nuestros tiempos, la información está más al alcance de todos y podemos incluso platicarlo abiertamente con nuestro ginecólogo (a), así como con nuestra pareja, y tomar la mejor decisión que nos lleve principalmente a mejorar nuestra salud física y, por ende, sexual, ya que ahora existe mucha más apertura al respecto.
Si analizamos bien, la matriz es un órgano reproductivo que a algunas mujeres nos brinda la oportunidad de realizarnos como madres, y esa función es, si no la única, sí la más importante de sus funciones. Sin embargo, hay otras situaciones en donde la prioridad es la salud aunque no se haya logrado la procreación. En ambos casos debemos analizar que no somos solo una matriz, tenemos otros órganos maravillosos que nos permiten disfrutar de la vida, de nuestras familias, y continuar con nuestras metas y propósitos.
Debemos tomar conciencia que además de ser madres también somos mujeres. Piensa que ahora tendrás la oportunidad de disfrutar de tu sexualidad sin preocupaciones, y que esto también genera tranquilidad.

¡PSICO-EDÚCATE!
Ahora sí, pasas de ser madre a ser mujer, sí, esa mujer que ahora se disfruta y que encuentra en sí misma la capacidad suficiente de superarse, sobreponerse y sobresalir para ejemplo de otras mujeres. No todo termina ahí, al contrario, es ahí donde empieza tu “libertad sexual”.