Tanto la mente como las emociones y la alimentación influyen para desencadenar el sobrepeso. En el Día Mundial de la Obesidad, dos especialistas hablan sobre el tema, más aún cuando por el aislamiento social con motivo de la pandemia aumentaron los casos.
POR ALEJANDRA ARELLANO
Al considerar la obesidad como una enfermedad crónica que va en aumento, la Organización Mundial de la Salud instituyó el 4 de marzo como el Día Mundial de la Obesidad, considerando que no solo se trata de pereza o una negativa a comer menos y moverse más, sino que las causas van más allá, esto es, pueden ser genéticas, psicológicas, socioculturales, económicas y ambientales.
De acuerdo a datos proporcionados por la nutrióloga Jesica Areli Hernández, de Hech Nutrición & Hábitos, actualmente México ocupa el segundo lugar en obesidad en todo el mundo, por detrás de Estados Unidos.
CRECE OBESIDAD EN PANDEMIA
“Una de cada tres personas adultas presentan obesidad en nuestro país. Tamaulipas se ubica dentro de los primeros siete estados de la República Mexicana con mayor índice, mientras que Reynosa es el segundo municipio del estado con el más alto porcentaje de personas con esta enfermedad y sobrepeso, y en consecuencia con problemas cardiovasculares como hipertensión y diabetes”, indicó.
Señaló que la población que habita en la frontera norte del país en gran medida está influenciada por hábitos y costumbres propias de los estadounidenses: comida “fast food” (ultra procesada) y una vida sedentaria.
La especialista en nutrición enfatizó que desde el inicio de la pandemia, en el año 2020 y lo transcurrido del 2021, creció el número de personas que aumentaron de peso, debido a factores como la ansiedad, la depresión, la ociosidad y el cierre de gimnasios, esto es, el sedentarismo provocado por el aislamiento.
LAS EMOCIONES Y EL SOBREPESO
Por su parte, la psicóloga Ari Velasco, del Centro Integral de Desarrollo Emocional, refirió que si bien la obesidad puede estar relacionada a factores genéticos, endocrinos y algunas otras variantes orgánicas, las emociones tienen también un papel muy importante por su relación con el sistema límbico y los núcleos subcorticales.
Como ejemplo citó que el núcleo accumbens es uno de los principales centros de gratificación en el cerebro, y éste se activa con muchas actividades distintas, pero el efecto no es el mismo.
El núcleo accumbens es la región del cerebro que se encarga de clasificar las sensaciones que se perciben. Es quien le dice a la persona si se encuentra ante una sensación positiva o negativa como el placer, la recompensa o el castigo.
“Cuando las personas están desorganizadas emocionalmente y no están generando en su vida un equilibrio que nutra sus emociones, uno de los principales placeres de la vida es la comida y ésta puede incrementar sus ingestas sustituyendo todo lo demás que dejamos de hacer”, explicó.
De la misma forma, a un mayor estrés aumentan los niveles de cortisol afectando diversas funciones del metabolismo, y que puede repercutir en no eliminar calorías correctamente. Lo mismo sucede cuando se padece insomnio, ya que evita liberar adecuadamente melatonina y genera una necesidad de aumento de calorías para compensar la falta de energía.
DISTRACCIÓN PARA CONTROLAR
La doctora Velasco recomendó para controlar el consumo desmedido de alimentos asistir a terapia, leer, informarse sobre el tema y afiliarse a grupos de apoyo, entre otras actividades.
“La terapia permite a las personas darse cuenta y reconocer que deben dejar de vivir en automático, a entender que una emoción es biológica y se compone de sustancias neuroquímicas y electricidad…”, expresó.
EL AISALMIENTO SOCIAL
El año pasado una noticia sorprendió al mundo: la presencia de un virus mortal que nos alertó y llevó a vivir aislados, incluso, de los familiares.
En este caso, la psicóloga señaló que el cerebro no está hecho para estar encerrado ni para dejar de moverse, por lo que el confinamiento ha recrudecido muchos padecimientos o áreas vulnerables, entre ellos la obesidad.
“Las personas necesitan una gratificación, algo que motive sus vidas, siendo la comida una de las pocas cosas al alcance”, detalló.
Reconoció que una de las grandes secuelas que dejará la pandemia, sin duda, es la afectación de la salud mental, por lo que se tendrá que trabajar en muchos aspectos de las personas, además de la obesidad.
“Entonces veámoslo como una área de oportunidad”, consideró.